Se edita en España la historia de Perlasca, el Schindler italiano
Giorgio Perlasca era un comerciante italiano que en el invierno de 1944 se hizo pasar por cónsul español en Budapest para salvar de la deportación a 5.000 judíos húngaros. Pero esta acción quedó silenciada hasta 1989, cuando un comité de supervivientes le descubrió en su Padua natal e instó al Parlamento de Hungría a concederle la medalla de oro. Su historia no llegó a Italia hasta un año después, cuando el periodista Enrico Deaglio le dedicó un programa televisivo a raíz de su inclusión en el Parque de los Justos de Jerusalén. Y del reportaje nació el libro biográfico La banalidad del bien (publicado en Italia en 1991 y traducido después al húngaro y al alemán), que ahora Herder acaba de presentar en versión española.El título, según explica Deaglio, es una inversión del que se publicó tras el juicio al criminal de guerra Eichmann, de quien su abogado dijo que no era un monstruo sino un hombre banal. "Precisamente el mérito de Perlasca", añade, "es que sale a la luz justo en plena caza del mal , es decir, de nazis escondidos. Él es todo lo contrario, un héroe del bien".
Deaglio recalca la palabra "héroe" para diferenciarlo de Oskar Schlinder, que se hizo famoso en el año 1994 a partir del filme de Spielberg: "Schlinder era un industrial alemán que trapicheaba con los nazis y con ello ayudaba a los judíos, prácticamente sin riesgo. Perlasca, en cambio, no sólo no tenía un duro sino que era perseguido por las SS y puso su vida en peligro usurpando un cargo diplomático"
Franquista
Si Perlasca se disfrazó precisamente de cónsul español (en el lugar de Ángel Sanz-Briz, que abandonó el cargo tras negarse a reconocer el Gobierno filo-nazi de Budapest) fue porque hablaba el idioma perfectamente, ya que había participado en la guerra civil española como voluntario en las filas rebeldes.Según Deaglio, Perlasca "había sido fascista durante el periodo mussoliniano y por eso se alió con la causa franquista". Al regresar a Italia nunca se retractó de su pasado: "No sólo no se declaró antifascista sino que siempre admitió ser franquista. Por eso el Gobierno italiano, aun conociendo la historia, fue el último en reconocerle el mérito [el Gobierno español le concedió la Orden de Isabel la Católica en 1991]. Mientras preparábamos el libro sólo me impuso dos condiciones: no hacer referencias a su vida privada y no hablar mal de Franco". El periodista señala que, a pesar de la falta de documentación, el empeño del dictador por salvar hebreos europeos (que cifra entre 30 y 60.000) fue superior al de las potencias democráticas.
La banalidad del bien aparecerá en inglés en Estados Unidos fa próxima primavera. Además, en Italia están preparando una versión cinematográfica, que estará lista en 1999, con la participación del hijo de Perlasca.
Babelia
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