Lenguaje y gremio

Para los socialistas, su propio intento de reducción en las listas de medicamentos de la Seguridad Social era "coherencia terapéutica" y sus enemigos del PP los acusaron de "medicamentazo", un compuesto tomado del "coup de... " francés: un golpe asestado mediante medicamentos a unas clases sociales. Son ahora los populistas los que dan el golpe y los socialistas quienes recuperan la agresión verbal de "medicamentazo". Todo esto lo recuerda mi compañera Anabel Díez (ayer, en este periódico) y resalta algunas frases más: la "racionalización" del gasto farmacéutico, o la "erradicación del gasto farmacéutico". Yo mismo he oído a Rato dar explicaciones en el sentido de que es algo que se hace en favor del asegurado, puesto que puede garantizar la continuación de la ayuda; también le oí explicar que el aumento del paro en el mes pasado fue excelente, puesto que sirvió para que hubiera más contratos intemporales. A mí me gustan mucho estas distorsiones del lenguaje porque demuestran lo que ya explicó Lewis Carroll en Alicia, hace más de cien años: que las palabras tienen amos, y que esos amos lo son también de todo lo demás. Los que se dedican a la literatura, aunque sea en la forma modesta de gacetillas y notitas como yo, tienen un uso de otro lenguaje, donde la metáfora sirve para descubrir y no para ocultar, y donde el eufemismo es para embellecer ("eu") lo que se debe decir y es difícil, y no para dar la sensación de lo contrario. A Rato no le van a dar los premios que a Ángel González o que a Umbral o a Cela por el uso del lenguaje: pero tampoco los quiere. El aprendió a hablar así en la radio de su papá, y le ha servido para llegar donde está.La otra demostración de lo sabido es cómo la clase política es una e indivisible, y los partidos heredan unos de otros la forma de hacer daño y el arte de la palabra falsa. A mí me extraña que el PP esté rompiendo ese espíritu gremial para meter en la cárcel a todos los socialistas que pueda y no indultarles para nada. No suele ser así, y en las verdaderas revoluciones de palacio siempre se deja escapar a la clase política adversa mientras se mata o se encarcela al pueblo de buena fe. El tiempo que tardaron los comunistas rusos en matar a la familia imperial fue sólo por si acaso volvían: la guerra civil estaba en marcha. Hasta el macabro Mobutu pudo escapar del país que afligió; con los más fieles. Mientras los adversarios hacían sus razzias en las gentes del común.