La selectividad de febrero, una dudosa oportunidad para los aprobados

La reciente propuesta del Senado de habilitar una nueva convocatoria de selectividad para febrero ha sido asumida por el Ministerio de Educación, que quiere ponerla en marcha para el próximo curso. La iniciativa, con la que se pretende facilitar una segunda oportunidad de acceder a la carrera deseada para los estudiantes que ya hayan aprobado las pruebas, presenta varias incógnitas que aún no han sido aclaradas por los responsables del departamento que dirige Esperanza Aguirre.La duda más importante afecta directamente a la eficacia de la medida. A falta de que la Administración concrete sus planes, lo que está en cuestión es si la selectividad de febrero permitirá a algún alumno estudiar aquello para lo que no consiguió plaza en junio o en septiembre. Los expertos consideran improbable, por no decir imposible, que en las carreras muy solicitadas (por ejemplo, Ingeniería de Telecomunicación o Informática) se dejen plazas sin ocupar a la espera de que se celebren las nuevas pruebas de febrero. Con pocas excepciones, estas vacantes sólo se producirían precisamente en las titulaciones menos solicitadas, aquellas cuya baja nota de corte (la media del último admitido) hace innecesaria la repesca de febrero.

Cambio de orden

Otra cuestión sería la notable dificultad del alumno para organizar su curso en febrero. Al subirse al tren en marcha, el nuevo matriculado debería empezar por el segundo cuatrimestre; es decir, cursando sólo algunas asignaturas cuatrimestrales y dejando para más adelante las anuales y determinadas materias cuatrimestrales.La posibilidad de que algunas facultades o escuelas universitarias retiraran plazas de su oferta de junio o septiembre para ofrecerlas en febrero es prácticamente descartable, ya que equivaldria a recortar el mercado de primera mano para crear uno de segunda mano, al margen del sistema general de acceso a la Universidad, y eso -es algo contra lo que se han pronunciado todos los miembros de la ponencia del Senado menos los populares al rechazar el llamado cupo vocacionaL

Este cupo de plazas para los. estudiantes descolgados por pocas décimas fue una iniciativa promovida por Esperanza Aguirre a sugerencia de su compañero de partido Andrés Ollero, portavoz de Educación en la anterior legislatura. Consistía en que cada centro reservara, un determinado porcentaje (en torno al 10%) de las plazas para una segunda oportunidad, esta vez mediante un examen específico organizado por el centro, no por la comunidad autónoma.

El Partido Popular se quedó sólo en el Senado al defender esta modificación, ya que los socialistas, Convergéncia i Unió y el Grupo Mixto se opusieron para no crear una doble vía de acceso.

Para intentar superar este rechazo, los populares ofrecieron como alternativa la convocatoria de febrero, aceptada de forma unánime por la ponencia, que la ha planteado de forma genérica, con la intención de que el ministerio decida cómo llevarla a la práctica.