"Rusia sufre aún estrés poscolonial"
Estoma apostó por la Unión Europea (UE), dejó de lado a la OTAN y acertó, a diferencia de otros países del antiguo bloque del Este. La Comisión Europea escogió el pasado julio a Estonia como uno de los seis candidatos a una primera ampliación de la UE. Con la satisfacción en la maleta -y una compra de barcos a los Astilleros de Huelva por valor de 10.000 millones de pesetas-, su ministro de Exteriores, Toomas Hendrick, ha venido a España para empezar a codearse con ese mundo europeo del que les separó la invasión soviética en 1940."Rusia no ha asumido aún todo lo que ha pasado. Sufre el mismo estrés poscolonial que el Reino Unido en los años cincuenta o Francia a mediados de los sesenta, tras la pérdida de Argelia. Para los rusos aún es muy díficil de entender que las áreas que tuvieron ya no les pertenecen", cuenta el ministro de Exteriores de este país de millón y medio de habitantes.Hendrick habla con gran distanciamiento de Rusia, una nación étnicamente alejada del origen y lenguaje ugrofinés de los estonios. Pero otro tema es el de los rusos de Estonia, que, según él, son los que más prisa tienen por que este país báltico entre en- la UE, para así sentirse protegidos de cualquier posibilidad de retroceso. "Es gracioso. Resulta que los rusos de Estonia son los más entusiastas con la idea de entrar en la UE, mucho más que los propios estonios. Y no me extraña. Para los esquemas occidentales no, pero para los esquemas rusos, en Estonia se vive mucho mejor que en Rusia".
Y es ésa la clave del avance imparable de Estonia, el país más destacado entre las 15 repúblicas ex soviéticas por su avance en la carrera hacia el capitalismo. En 1991, tras declarar su independencia y ser formalmente aceptado por la ONU como nación, comenzó una carrera contrarreloj que hoy ha producido unos resultados "dignos de cualquiera de los tigres asiáticos". Sus reformas radicales, las más apresuradas de la órbita comunista, y que han recibido el premio de la UE, han incluido privatizaciones masivas, liberalización absoluta de precios, apertura total al capital extranjero, eliminación de subsidios para la agricultura y divisa convertible -el kroon, fijado al marco alernán.- Hasta el punto de que hoy, afirma el ministro, "Estonia cumple todos los criterios de Maastricht, excepto el de la inflación (l0%)".
En el camino quedó la población rural, que pasó de un 20% a un 6,9% en cinco años. Uno de cada cuatro estonios tuvo que cambiar de ocupación.
"En Estonia, a diferencia de otros países del bloque comunista, la gente ha estado al lado de las reformas. El espíritu del país es el que tenía Alemania después de la II Guerra Mundial: mejor sufrir ahora para vivir mejor después, para reconstruir el país". Ese después, materializado en el ingreso en la UE, lo sitúa Estonia entre el 2001 y el 2003.
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