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La Fundación Miro celebra el centenario de Alexander Calder, el escultor del movimiento

La exposición, con 150 obras, incluye desde diminutos móviles a piezas monumentales

El centenario del escultor norteamericano Alexander Calder (Filadelfia, 1898-Nueva York, 1976) se adelantó ayer en Barcelona con la exposición de 150 obras, entre esculturas, dibujos, móviles, y stabiles realizados entre 1920 y 1975. La Fundación Miró presenta hasta el 15 de febrero un recorrido por el arte en movimiento a través de sus primeros trabajos y las piezas clasicistas, con la complicidad de su amigo Joan Miré y en los espacios proyectados por Josep Lluís Sert. La exhibición quiere ser "íntima, pedagógica y lúdica", según declaró ayer Joan Punyet, su comisario y nieto de Miró.

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La "amistad y fraternidad" entre Calder y Miró es otro de los argumentos de la exposición, según Rosa Maria Malet, directora de la Fundación Joan Miró. En la exhibición, patrocinada por el Banco Bilbao Vizcaya (BBV) con 25 millones de pesetas aparecen las distintas etapas del artista, que, tras su formación en ingeniería y como ilustrador de periódicos, salta a París en los años veinte.El montaje, con una complicidad entre Calder y Miró, aporta las piezas y documentos gráficos sobre sus primeros trabajos con el alambre, los móviles motorizados, las constelaciones y sus obras más conocidas, los móviles y los stabiles, de distinto formato, desde los ejercicios mínimos de equilibrio a las maquetas para las obras monumentales.

Fraternidades

Alexander Calder, Joan Miró y Josep Lluís Sert pueden ser los tres soles amarillos que anuncian en los, carteles la exposición del escultor. La fraternidad entre. los dos artistas está presente en la mayoría de las salas, con piezas hechas por amistad o donadas, con el telón de fondo de las paredes blancas del arquitecto Sert, en alguna ocasión con una superficie rojo Calder colgada para contrastar con el movimiento de los hierros pintados.Joan Punyet, de 29 años, comisario de la exposición y nieto de Miró, de una generación que explica quién era Josephine Baker, convertida en frágil alambre por las manazas del escultor, fue ayer el guía ilustrado de un montaje que ha ocupado las salas de la colección de la Fundación Joan Miró. La amistad entre Calder y Miró tiene fecha, el 10 de diciembre de 1928. Las cartas, postales y cuadros que testimonian la complicidad artística abren el montaje, diseñado por Carles Guri y Carolina Casajuana.

Las fotos de Calder en su taller señalan las etapas de una biografía en contacto con los materiales. En la siguiente sala están sus esculturas en alambre, los dibujos, líneas mínimas sin adornos, como los personajes del mundo del circo, que aparecen también en una película de 19 minutos dirigida por Carles Vilardebó en 1963 en la que se recrea una de las representaciones del circo en miniatura -el más pequeño del mundo- que creó Calder con todo tipo de personajes y artilugios mecánicos que caricaturizaban el movimiento de los artistas.

El primer paso a la escultura en movimiento son los móviles mecánicos, con aplicación de motor eléctrico, que se acercan al concepto del universo y sus fuerzas. En una foto de taller se puede observar en qué se con vierte un pantógrafo. Joan Punyet llama la atención en la sala dedicada a las constelaciones para contrastar las inquietudes de los dos artistas -la serie mironiana, de comienzos de los cuarenta, era desconocida por Calder cuando tres años más tarde realiza sus propias visiones del universo- Como curiosidad, a través de Miró, Calder hizo un móvil de alambre con distintos sombreros para el escaparate del sombrerero y coleccionista Joan Prats.

Los móviles, con soportes verticales o en suspensión, ocupan varias salas, con todos los efectos de luces, colores, sombras, evocaciones -también aparecen en una película de Herbert Matter con música de John Cage-, hasta definir "la verdad del objeto". Joan Punyet aporta la erudición: para Sartre estas formas vivas "son absolutos", sin posibilidad de analogías, y comenta la perplejidad de Einstein cuando visitó una exposición de Calder ante los efectos de flotación, antigravedad y movimiento. "El móvil es la aplicación, a través de un estudio de ingeniería, del concepto de escultura cinética", aclara Joan Punyet, según el cual, "gracias a la abstracción, Calder intenta recuperar y extraer la parte capital y sustancial de cualquier objeto, planta, animal o persona sin necesidad de representarlos".

Un nuevo encuentro con Sert se produce ante la pieza El Corcovado, donada a la Fundación Joan Miró, y en la Fuente de Mercurio, expuesta junto al Güernica en el pabellón español de la exppsición de París de 1937 y que, pese a su abstracción formal,. tenía un fuerte componente reivindicativo al estar realizada con el mercurio proveniente de las minas de Almadén, en aquella fecha uno de los focos de lucha más encarnizados debido al carácter estratégico de la explotación minera. La participación de un norteamericano convirtió su nombre en Calderón de la Fuente. El montaje termina con un juego de escalas, con un gran móvil en el jardín, con el Tibidabo y la torre de Collserola al fondo, sus piezas monumentales y los pequeños objetos (pendientes, tenedores, cinturones) que realizaba para sus allegados.

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