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"El flamenco y el jazz significan libertad"

El pianista dominicano Michel Camilo se dio a conocer en la banda de Paquito D'Rivera. Ganador de un Grammy por Why not? y de un Emmy por la sintonía de los Juegos de la Buena Voluntad, es el autor de las bandas sonoras de Amo tu cama rica y Los peores años de nuestra vida, de Martínez Lázaro, y Two much, de Trueba. Tras tocar en Granada con Chano Domínguez y con Tomatito en Barcelona y Zaragoza, Michel Camilo actúa esta noche con el guitarrista de flamenco en el Centro Cultural de la Villa de Madrid."Hasta los 10 años mis padres no quisieron comprarme un piano. Como yo podía oír las notas en mi mente dibujé un teclado sobre una cartulina para estudiar", confiesa el pianista dominicano que esta noche se presenta en Madrid en compañía del guitarrista Tomatito. "Es arriesgado", comenta con una mueca de susto. "Nos conocimos hace años en la grabación de un disco de Ketama. Venía al estudio y le encantaban mis ideas rítmicas. Más tarde escuché lo que él había hecho con Camarón y sus discos. El año pasado, en Nueva York, lo vi con Enrique Morente y me impresionó. Al final me acerqué para decirle que teníamos que hacer algo juntos".

Durante dos días intensos han ensayado el repertorio. "Los dos asustados porque nos habíamos metido en esto y teníamos que quedar bien". "Lo difícil", explica, "es que tocamos sin base rítmica. No hay palmas, ni cajón, ni bajo, ni batería. Estamos suspendidos en el aire". Ya en 1984, Camilo participó en unos encuentros de jazz y flamenco. A quienes piensan que juntar ambos géneros resulta forzado les cuenta que "el flamenco es una música llena de alma igual que el jazz. Son expresiones de libertad y de una cultura. Y ése es un punto de encuentro universal".

Michel Camilo (Santo Domingo, 1954) descubrió el jazz con 14 años al oír en la radio al pianista Art Tatum. "Desde los nueve años estudiaba clásico y me pareció maravilloso cómo aquel hombre dominaba no sólo el piano, sino el lenguaje armónico. Después me enteré de que aquello era jazz". Opina que el jazz está viviendo una nueva edad de oro: hay más festivales que nunca y el público es muy joven. Afortunadamente ya no se cumple aquel axioma según el cual un músico de jazz debe pasar hambre. Y, sobre todo, hay una nueva generación de músicos muy importante".

El jazz latino

Le invitan a dar charlas en conservatorios: "Un fenómeno que me deja perplejo", afirma. "Hasta en el Massachussets Institute of Technology (MIT)". Camilo es uno de los baluartes del llamado jazz latino. ¿La razón de que las relaciones entre la música de jazz y la del Caribe sean tan intensas? "Muy simple", responde, "África". "El elemento africano aporta la síncopa a la música. Cuando un compás que normalmente se divide de forma simétrica aparece dividido asimétricamente, ahí está lo africano. Y esa africanía existe en la música latina y en los principios del jazz". Cita ejemplos: "En la colección del Smithsonian puedes escuchar a Scott Joplin tocando habaneras. Y he visto un vídeo fenomenal de Louis Amstrong uniendo El manisero a St. Louis blues. Luego llegaron a Nueva York cubanos como Mario Bauzá, que fue director musical de la orquesta de Chick Webb en el Cotton Club, o Juan Tizol, trombonista de la banda de Duke Ellington y autor de Caravan. Muchos no saben que Gershwin iba a menudo a Cuba y era un gran aficionado a la música cubana". Y cuenta una anécdota: "El otro día escuché al batería Jeff Watts, en la nueva banda de Michael Brecker, meterse en un songo como si fuera cubano. Y al yo preguntarle extrañado, me contestó: 'Voy a coger clases todos los días con El negro [batería cubano] porque este tren no se va a ir sin mí".Se muestra entusiasmado con el diccionario de jazz latino que está escribiendo el director del festival de cine de Miami, Nat Chediak, y que coordina su amigo Fernando Trueba. "Nosotros no solemos figurar en los libros de jazz porque nos consideran híbridos. Los puristas no admiten las mezclas de elementos y utilizan el término "fusión" como si fuera un bastardo. De serlo nunca habríamos disfrutado de lo que hizo Stan Getz con la bossa nova".

Parte de la actuación estará dedicada a la memoria de Tete Montoliu. "No utilizo únicamente mi repertorio. También hay estándares como Round midnight, Someone to watch over me o Autumn leaves..., aunque desde mi punto de vista". Tocar en solitario le sigue produciendo mucho respeto. "Durante años le tuve miedo. Fue en Japón, al verme obligado a tocar con músicos que no conocía y sentirme a disgusto, donde les propuse salir solo al escenario por primera vez. Es un reto. En cada concierto me autodescubro".

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