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El teatro El Molino de Barcelona cierra por quiebra de la empresa

Los trabajadores se enteraron cuando preparaban la función

El Molino, mítico local de music-hall del Paralelo de Barcelona, cerró ayer sus puertas por quiebra de la empresa que lo explota, New MIR, SL. Los trabajadores del local se enteraron del cierre cuando ayer por la tarde, hacia las 17.30 horas, acudieron al teatro para preparar la función de la noche, el espectáculo Pluma y peineta, estrenado el pasado verano. En ese momento se les enseñó un comunicado, dirigido al delegado de personal, en el que se anuncia la declaración de estado de quiebra dictado el 10 de noviembre por el Juzgado de Primera Instancia número 7 de Barcelona.

El administrador de New Mill, Sergio Lozano Muñoz, declaró a Europa Press que el motivo del cierre se debe "a la falta de público y el exceso de infraestructura técnica y humana necesaria para llevar a cabo este tipo de espectáculos". Lozano aseguró que la empresa se ha visto obligada a solicitar la quiebra voluntaria "debido a la precaria situación financiera del teatro".Los trabajadores de El Molino explicaron que se les debían varios sueldos. "Los artistas cobraban, pero a los técnicos se nos debía dinero", explicó el técnico de sonido del teatro. Sin embargo, uno de los artistas del espectáculo aseguró que a ellos también se les debía dinero, aunque no quiso especificar cuánto. El administrador de El Molino dijo que la empresa "ha realizado esfuerzos económicos de toda índole para conseguir la viabilidad del teatro, aunque los recursos con los que se ha contado hasta la fecha se han ido agotando hasta hacer imposible asumir los costos que genera levantar el telón cada día". Sergio Lozano Muñoz señaló que debido a los apuros económicos se había solicitado de forma reiterada ayudas y subvenciones a instituciones públicas y que habían sido denegadas sistemáticamente.

"Se veía venir"

Los trabajadores reiteraron que se enteraron del cierre ayer por la tarde, a pesar de que Lozano aseguró que lo sabían desde hacía tiempo. "Todavía no me lo puedo creer", repetía atónita ante la puerta del teatro Yolanda Ramos, primera vedette de El Molino desde hacía cuatro años. A pesar de la "desagradable" sorpresa, la vedette aseguraba ayer que lo ocurrido "ya se veía venir. El público no ha fallado, lo que ha fallado es la mala gestión de la empresa".Ninguno de los responsables del teatro dio ayer la cara ante los trabajadores, que se enteraron de la quiebra a través de una carta enviada por la empresa al delegado de personal. La reacción de los trabajadores -algo más de una treintena entre técnicos y artistas- ante la noticia de cierre era ayer muy variada y a la vez contradictoria, aunque la mayoría coincidía en señalar que éste era un cierre anunciado.

El Molino, ubicado en el corazón del Paralelo, se levanta sobre el solar de una barraca llamada La Pajarera, que a finales del siglo pasado ofrecía espectáculos de variedades. A principios del siglo XX, el teatro pasó a llamarse Petit Palais, posteriormente Í Petit Moulin Rouge y a partir de 1916, Moulin Rouge. Fue en 1939 cuando adoptó el nombre de El Molino.

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