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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Vía muerta

EL PRESIDENTE del país más poderoso de la Tierra se ha quedado sin autoridad para negociar acuerdos comerciales internacionales. Ante la perspectiva de perder la votación en la Cámara de Representantes, Bill Clinton ha decidido retirar su petición de fast track (vía rápida), una facultad que, salvo breves excepciones, el legislativo había venido otorgando al inquilino de la Casa Blanca desde 1974, o, de hecho, bajo otras formas jundicas, desde hace seis décadas.Esta vez, la resistencia ha venido de las filas del partido del presidente, el demócrata, en el que se ha notado la influencia de unos sindicatos que recelan de la experiencia del Tratado de Libre Comercio entre EE UU, Canadá y México, al considerar que ha desplazado muchos puestos de trabajo de calidad que antes estaban en Estados Unidos hacia fábricas en el vecino del sur. La vía rápida permite al Ejecutivo negociar acuerdos comerciales que el legislativo sólo puede aprobar o rechazar en bloque, sin modificaciones. Sin esta autoridad, la Administración de Clinton tendrá grandes dificultades para negociar acuerdos comerciales significativos: para incorporar a Chile al Tratado de Libre Comercio, para avanzar en la creación de un Área de Libre Comercio de las Américas para el año 2005 o para sentar las bases librecambistas en una zona Asia-Pacífico, que requerirá de fronteras comerciales abiertas y exportaciones para salir de la crisis.

Estados Unidos también tendrá problemas para iniciar en 1999 una nueva ronda comercial liberalizadora en materia de agricultura y servicios en la Organización Mundial de Comercio. La UE lamentó ayer el fracaso de Clinton: aunque Europa se beneficie de la parálisis estadounidense, su debilidad en el terreno comercial es preocupante en sí misma.

Es el primer gran varapalo político que recibe Clinton en su segundo y último mandato. Probablemente refleja las primeras escaramuzas con vistas a las legislativas de 1998 o a las presidenciales del 2000. Por eso es poco probable que el presidente norteamericano tenga más éxito cuando vuelva a someter la cuestión al Congreso tras "reagrupar filas", como dijo ayer. Pero si no logra asumir la iniciativa política en otros terrenos, el fracaso en la vía rápida -unido a los escándalos que rodean a la Casa Blanca- puede hacer entrar a la segunda presidencia de Clinton en una vía muerta

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