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La Unión Europea adelanta un año su mercado común con América del Sur

Xavier Vidal-Folch

La Comisión Europea lamentó ayer el revés del presidente Bill Clinton, incapaz de conseguir de su Congreso el fast track (vía rápida) para cerrar acuerdos comerciales, porque retrasará la liberalización. Pero Bruselas se apresta a sacar partido de ese traspié en su pulso con Washington. El vicepresidente Manuel Marín anunció el adelanto de un año -al 2000, en vez de al 2001- del inicio del mercado común entre Europa y Mercosur.

La Unión Europea (UE) y Estados Unidos mantienen desde hace tres años una carrera para asentar su influencia en América Latina. Marín presentó en octubre de 1994 su proyecto de una zona de libre cambio y unión aduanera con Mercosur: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, con Chile en el entorno; Bolivia, Perú y Venezuela a la espera; y México en un proceso paralelo.Aprobado por la cumbre de Essen de la UE, en diciembre de 1994, fue firmado por los Quince y sus nuevos socios de Mercosur al año siguiente, en el Consejo Europeo de Madrid. También a finales de 1994, Clinton proponía a la cumbre de Miami la creación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), logrando un poderoso efecto de propaganda, aunque desprovisto de mayores concreciones.

El proyecto norteamericano tenía dos defectos, la ausencia de detalle y calendario y la imposibilidad de atraer a Chile al Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado con México y Canadá. Y una ventaja, el rodaje de este último, si bien se nubló por la crisis acaecida en México.

La propuesta europea era más concreta. Incorporaba dos fases. La primera, preparatoria, se centraría en la cooperación económico-comercial y el apoyo técnico europeo para madurar la posterior liberalización. Duraría desde 1995 al 2001, momento en que Mercosur habría concluido su unión aduanera interna. Y se habrán adoptado todos los estándares comunes, de forma que los productos fabricados en los países americanos sean perfectamente exportables, "evitando el negativo impacto social de una liberalización sin preparación". La segunda fase asociaría más estrechamente desde el 2001 a las dos regiones, especialmente en el ámbito comercial, mediante una liberalización completa pero progresiva de los intercambios. Podría completarse en un máximo de doce años.

Pues bien, esa fase definitiva podrá empezar mucho antes, "con una antelación mínima de un año", manifestó ayer un portavoz de la Comisión, puesto que "no necesitaremos apurar el periodo inicial" de cinco años. Ocurre que la dinámica de constitución de Mercosur se ha acelerado, que los trabajos previos están muy avanzados y que ya hay "un consenso político para estrenar la segunda fase cuanto antes". El vicepresidente presentará en breve al colegio de comisarlos y enseguida al Consejo de ministros la solicitud de un mandato de negociación: "Será, en todo caso, antes de que acabe el primer semestre de l998".

Otros medios comunitarios concluían ayer que "mientras el proyecto norteamericano se retrasa al menos hasta el año próximo, el euro-latino americano avanza un año". Pese a ese optimismo reinante en Bruselas, el portavoz de Marín insistió en lamentar" el revés sufrido por Clinton, porque "creará frustración en algunos de nuestros socios, que albergaban expectativas". Y porque la UE siempre apoya las iniciativas de liberalización comercial", al considerarlas positivas para el incremento del comercio mundial.

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Además del acuerdo con Mercosur, los Quince tienen relaciones preferentes con el grupo del Pacto Andino, que tardan más en fraguar por sus mayores diferencias internas. Y, sobre todo, con Chile y México.

Con México, la hora de la verdad llegará el próximo 8 de diciembre. Para esa fecha está prevista la firma conjunta de dos documentos bilaterales. Uno es el llamado "acuerdo mixto", que se corresponde aproximadamente con la primera fase del acuerdo entre la UE y los países del cono sur. El otro es un protocolo comercial provisional, que impulsa desde ya la liberalización de los flujos comerciales.

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