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Reportaje:

Rabat explica en el Sáhara el esperado referendum

El ministro Dris Basri intenta disipar temores y dudas entre los actuales habitantes de la ex colonia española

El Gobierno marroquí ha reafirmado públicamente en la que fuera capital de la ex colonia española del Sáhara occidental su firme voluntad de respetar los acuerdos de Houston firmados con el Frente Polisario y apadrinados por la ONU para la realización del referéndum de autodeterminación que Rabat ha anunciado para el 6 de diciembre de 1998.El rey Hassan de Marruecos envió a su hombre de confianza, el ministro del Interior, Dris Basri, a los territorios del Sáhara bajo administración marroquí con un triple mensaje dirigido a la población saharaui: Rabat seguirá invirtiendo en el desarrollo socioeconómico de la región, no habrá vacío institucional durante el periodo previo al referéndum y, por último, el Estado marroquí se volcará para apoyar a los que se muestren dispuestos a votar por la integración del Sáhara en el reino de Marruecos.

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Los acuerdos de Houston entre el Frente Polisario y Marruecos habían suscitado una cierta inquietud entre los saharauis. En El Aaiún, Dajla, Bojador o Esmara, ciudades visitadas por la delegación ministerial, los rumores se habían multiplicado en las últimas semanas sobre lo no dicho en las negociaciones de Lisboa, Londres o Houston y sobre la existencia de cláusulas secretas en dichos acuerdos que supondrían un posible abandono por parte de Marruecos de sus reivindicaciones territoriales.

Las únicas noticias que habían llegado a la zona acerca de lo discutido en Tejas lo fueron a través de la prensa oficial marroquí, muy parca en detalles, y de los medios de prensa extranjeros. Los habitantes de la región, deseosos de conocer en detalle las negociaciones en las que se juega su porvenir, escucharon más que nunca la radio independentista que emite desde. Tinduf. Las interferencias en la emisión del Polisario sólo eran efectivas en La Olla, término con el que los saharauis llaman a El Aaiún. Pero a pocos kilómetros de la ciudad se podía escuchar sin dificultad, lo mismo que en Esmara.

Dris Basri se vio obligado a usar todo su arte de orador didáctico para convencer a los jeques saharauis y al numeroso público que llenó las salas primero en El Aaiún y después en las otras ciudades. "No tienen que hacer caso a todo lo que se ha dicho y escrito", advirtió el ministro. "Marruecos no ha cambiado de posición". "No se dejen llevar por lo que dicen los adversarios del Sáhara marroquí". La frase del enviado especial del secretario general de la ONU, James Baker, al término de las negociaciones de Houston, según la cual el censo electoral podría situarse "en torno a los 80.000 votantes", martilleaba todas las mentes.

Basri fue categórico: "Cualquier persona oriunda del Sáhara y que responda a uno de los cinco criterios de identificación retenidos por la ONU tendrá derecho al voto". Aún más: "Marruecos defenderá esos derechos por todos los medios".

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Sin embargo, los saharauis exigían del representante del Gobierno de Rabat más precisiones. Se sabía que el Polisario había remitido a las autoridades de la ONU una lista de 167 prisioneros políticos, pero que el Gobierno marroquí informó al jurista independiente Emmanuel Roucounas que una sola persona de dicha lista estaba en prisión y que el resto estaban muertos, desconocidos, liberados o amnistiados, o bien habían vuelto a los campos del Polisario en Tinduf.

Los temas relativos a la futura campaña electoral y a la vuelta de los refugiados de Tinduf acapararon las preguntas de algunos oradores. Pero no fueron la única preocupación. Los responsables saharauis querían también saber qué ocurrirá con las inversiones que ha hecho Marruecos en el territorio, y cuáles serán las futuras, si las habrá. Los problemas de trabajo y vivienda siguieron a Basri en su gira como la sombra de la crisis social. El ministro del Interior y los titulares de Energía, Agricultura, Minas y_Pesca aprovecharon para lanzar o inaugurar proyectos por valor de 2.000 millones de dirhams (unos 35.000 millones de pesetas) principalmente en agua potable, viviendas e infraestructuras.

La manifiesta alegría con la que el Polisario acogió en un primer momento el acuerdo de Houston había creado una cierta confusión. "Si el Polisario se alegra es porque Marruecos ha hecho concesiones importantes" se oía decir en las calles de El Aaiún a algunos de sus habitantes. La concesión más visible parecía ser la del censo electoral, verdadera manzana de la discordia, que acabó con la interrupción de la identificación para el referéndum en 1993. Si Marruecos había aceptado en Houston limitarse al censo español de 1974 significaba que los testimonios orales de los chiujs (jefes de tribu) no eran válidos y que las tribus en litigio no tendrían derecho al voto, tal como pedía en su tiempo el Polisario. La realidad era mas compleja y producto de un "compromiso por ambas partes" como lo calificó el primer ministro marroquí, Abdelatif Filali, protagonista de las negociaciones frente a su homólogo saharaui, Mahftid Ali Beiba.

La realidad se encontraba a mitad de camino entre ambas posiciones, como ha explicado Erik Jensen, representante especial interino de la ONU en el Sáhara. "El compromiso al que se ha llegado, que es el mismo que yo había propuesto hace 18 meses y entonces rechazado, es que el Polisario acepta trabajar con los grandes agrupamientos tribales conocidos como tribus del norte, tribus del sur y tribus chorfas, como pedía Marruecos, y el Gobierno marroquí no apadrinará las tres fracciones que el Polisario no reconocía como saharauis". Sin embargo, el texto del acuerdo precisa que cualquier miembro de estos grupos tribales puede presentarse por su cuenta ante la comisión de identificación. "La cifra final de votantes es absolutamente imposible de determinar hasta no acabar la identificación", precisa Jensen.

El proceso de identificación de los votantes se reanuda el 1 de diciembre y deberá concluir antes de finales de mayo del 98. Comienza reabriendo cuatro centros de identificación, que necesitarán un personal de 32 agentes y 36 policías de la ONU, hasta completarlo con 12 centros repartidos entre el territorio (cuatro), los campamentos de Tinduf (cuatro), Mauritania (uno) y el sur de Marruecos (tres).

Los dirigentes del Polisario podrán circular libremente por el territorio, declaró Dris Basri, y "las libertades de expresión y de confrontación de ideas estarán a la altura de la transparencia total". El Polisario tendrá acceso a la radio y televisión marroquíes. Pero, en contrapartida, Marruecos ha pedido y obtenido el acceso a las televisiones y radios de Argelia, Mauritania, las islas Canarias y la emisora de Tinduf.

La campaña electoral verá por primera vez frente a frente dos bloques políticos saharauis: el de los independentistas y el de los favorables a la integración en Marruecos. Cada una de las partes estima que la razón está de su lado. El resultado final es imprevisible. "Las Naciones Unidas nos han metido en un túnel, a los de aquí por una entrada, a los de Tinduf por la otra. Y no tenemos escapatoria", confiesa un ex polisario vuelto a El Aaiún.

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