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El régimen argelino se blinda tras acaparar más de dos tercios del poder local en las elecciones

Juan Carlos Sanz

El edificio institucional culminado el jueves en las elecciones locales por el presidente de Argelia, el general retirado Liamín Zerual, se asemeja a los recintos blindados en los que vive la clase dirigente del país norteafricano al margen de la sociedad. Vencedor en las presidenciales de 1995 e impulsor del triunfo de su partido -la Agrupación Nacional Democrática (RND), fundado la pasada primavera- en las legislativas de junio de este año, Zerual acaba de acaparar también el control en los ayuntamientos y provincias.

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El RND ha acaparado por sí sólo cerca de la mitad de los votos y los cargos, y, junto con su principal socio de coalición, el antiguo partido único Frente de Liberación Nacional (FLN), controla más de dos tercios del poder local. Dieciséis horas después del cierre de los colegios electorales, el núnistro del Interior, Mustafá Benmansur, compareció ante la prensa paracomunicar los resultados oficiales de las primeras elecciones municipales y provinciales celebradas en Argelia desde hace siete años. El partido que entonces arrolló en las urnas, el Frente Islán-fico de Salvación (FIS), fue proscrito en 1992 tras el golpe militar que impidió su ascenso al Gobierno y desató un torbellino de violencia que se ha cobrado hasta hoy más de 65.000 muertes.Hasta bien entrada la madrugada de ayer no se había hecho pública la tasa de participación en los comicios, que alcanzó una media del 66%, ligeramente superior a la de las últimas legislativas (65,5%). Y aunque ocho de cada diez inscritos en el censo acudieron a votar el jueves en regiones como Tinduf, en el desértico sur del país, en la capital más de la mitad de los electores castigaron con su abstención al régimen personificado por Zerual. Algo parecido a lo ocurrido en Bujía, una de las principales ciudades de la Cabilia, la región de mayoría bereber. Los partidos de la oposición no tardaron en lanzar acusaciones de fraude y manipulación en las urnas.

"Frente a las tergiversaciones [de la oposición] y la barbarie [de la guerrilla islamista], las elecciones se han desarrollado en perfectas condiciones de organización y sin incidentes notables", se felicitó el ministro Benmansur con la mejor retórica de la época del partido único. Transmitía la impresión que desde la revuelta popular de 1988, que dio paso a la apertura política abortada por el Ejército cuatro años después, en Argelia no ha pasado nada.

Sin aceptar preguntas de los medios de comunicación, el titular de la cartera de Interior se limitó a proporcionar ayer los datos de votos a partidos y el número de cargos obtenidos por cada candidatura en las Asambleas Comunales Populares (ACP, ayuntamientos) y las Asambleas Populares de Wilaya (APW, gobiernos provinciales). No hubo información sobre losresultados electorales en la capital ni en las principales ciudades y wilayas.

El RCD, laicista y radicalmente opuesto al diálogo con los islanústas, ha sufrido, según los datos oficiales, un serio descalabro en los comicios locales, al caer por debajo del 3% a escala nacional, frente al 4,5% de las legislativas de junio, y el 9,3% que alcanzó su líder, Sait Sadi, en las presidenciales de 1995. Su principal rival en la oposición laica, el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS), también retrocede dos puntos frente al 4,5% que logró en las generales. Su líder, el veterano luchador por la independencia Ait Ahmed, sigue autoexiliado en Europa, donde defiende la vía del diálogo para poner fin a la violencia.

Ambos partidos laicos han logrado más concejalías que el movimiento En Nalida, a pesar de que esta formación islamista ha obtenido más votos. Pero el RCD y el FFS concentran el grueso de sus votos en la Cabilia y la región de Argel. En revancha, En Nhada, el partido más cercano a la línea del ilegalizado FIS, se mantiene como cuarta fuerza y parece haber dirigido su estrategia hacia los comicios provinciales, donde duplica en número de votos y escaños de wilaya a los grupos de la oposición laica.

Mención aparte merece la situación en que queda el Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), que encabeza el jeque Malifad Nalina, al mantenerse a caballo entre el poder y la oposición. El jeque Nalina no ha dejado de perder votos desde las elecciones presidenciales (25% de los sufragios), pasando por las legislativas (151/6), hasta caer en las locales al 10%.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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