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Parcelas contra el túnel de Somport

Ecologistas de varios países compran pequeños terrenos en el Pirineo francés para retrasar la construcción de una carretera

Después de haber asistido, impotentes, durante años, al convulsivo movimiento de los gigantescos taladros, a la frenética actividad de las excavadoras, después de haber soportado las explosiones controladas y apurado su frustración hasta la última gota, los ecologista del valle de Aspe han dispuesto su venganza contra el entramado administrativo político jurídico que ha horadado los Pirineos a la altura de Somport. Aunque el túnel entre España y Francia es ya una realidad y la derrota inapelable, hay 3.147 propietarios que se niegan a vender al Estado francés los terrenos de los alrededores de Bedous, situados precisamente en el área por la que debe discurrir la futura carretera diseñada para dar paso a os vehículos que de manera creciente utilizarán la nueva vía de comunicación entre ambos países.Los obstinados propietarios forman un conjunto variopinto y cosmopolita de ciudadanos alemanes, suizos, neozelandeses, británicos, luxemburgueses, belgas y franceses, entre los que se encuentra la propia ministra de Medio Ambiente, Dominique Voynet. Discreta, pero masivamente, los ecologistas compraron los terrenos a tres vecinos del "valle de los osos" -hay cinco ejemplares censados-, que vieron en la oferta una ocasión inesperada de sacar buen provecho a una tierra ya condenada.

Gerard Darsonville, médico bordelés de 49 años que hace 20 llegó a Bedous accidentalmente y quedó definitivamente prendado de la belleza exuberante de los Pirineos, fue uno de los promotores de esta original estratagema. Los terrenos, una banda estrecha y alargada de unos 300 metros de longitud, fueron reparcelados y revendidos posteriormente a 265 francos (6.625 pesetas) a los actuales propietarios, tras una campaña promovida por Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

La ahora ministra de Medio Ambiente en Francia y entonces portavoz de Los Verdes, Dominique Voynet, tuvo un papel sumamente activo en las movilizaciones e iniciativas contra ese y otros proyectos como el de la autovía Pauoloron que despiertan las críticas ecologistas. "Estoy convencido de que Dominique Voynet no venderá al Estado su parcela de Bedous, es posible que su cargo le obligue a ser discreta en este asunto, pero ella ha trabajado con nosotros como una más y no creo que ahora vaya a ceder", comenta Gerard Darsonville.

Pese a los avisos administrativos, el frente de los 3.147 aparece sólidamente unido y esta actitud, unida a la multiplicidad de nacionalidades y al elevado número de titulares de las parcelas, complica enormemente las tareas administrativas, previas a la expropiación.Los ecogistas de valle de Aspé dan por hecho que su estratagema va a retrasar considerablemente las obras de construcción de la carretera de conexión al túnel de Somport comprometiendo en buena medida el conjunto del proyecto.

De momento, mientras la Administración francesa estudia la manera de encarar el problema, el voluminioso dosier sobre los rebeldes propietarios descansa en el Ayuntamiento de Bedous marcado con el trazo de un gran interrogante. Gerard Dansoville no teme ya a las reacciones de aquellos vecinos que, tiempo atrás, cuando el proyecto era bendecido unánimemente por los políticos locales y regionales del departamento de los Pirineos Atlánticos como una apuesta de futuro sumamente provechosa para la población, amenazaron y agredieron a los ecologistas locales. "Fueron tiempos difíciles, con quema de coches, ruedas pinchadas y amenazas, yo mismo padecía alguna de estas acciones que, por cierto, van a ser juzgadas estos mismos días", señala Dansoville.

Muchos vecinos de Bedous, incluido el alcalde socialista Robert Balangué, juzgan necesaria la nueva ruta que debe desahogar notablemente el centro urbano, hoy saturado por el tráfico de los camiones, pero cuestionan el tratamiento medioambiental del proyecto; se preguntan si los 2.000 camiones que se calcula atravesarán a diario el túnel de Somport no suponen la amenaza de un daño irreparable.

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