¿Hacia tratamientos para la obesidad?

Las aplicaciones directas del descubrimiento del funcionamiento de la ATPasa no son por ahora evidentes, pero el conocimiento de este mecanismo intercambiador de energía debe abrir nuevas vías de investigación en biotecnología y en medicina.Sirvan dos ejemplos ilustrativos. La obesidad se relaciona muchas veces con la falta de control del apetito, pero hay otro factor clave a la hora de definir el peso corporal final: el gasto energético. El hecho de que aún comiendo lo mismo y haciendo el mismo ejercicio fíisico, unas personas engordan y otras no, implica la existencia de procesos que permiten quemar calorías y que deben justificar las diferencías de peso.

En el campo de la bioenergética, hace unos meses saltaba a los titulares de la prensa el descubrimiento de la UCP2. Esta proteína hace las veces de un "cortocircuito" en el gradiente de protones al permitir que éstos vuelvan al interior sin que se forme ATP y, por tanto, que la energía del gradiente se pierde en forma de calor. La activación de un mecanismo de este tipo permitiría eliminar un exceso de calorías aportadas por la dieta y, por tanto, abre una nueva puerta al tratamiento de la obesidad.

Se ha observado que el mecanismo rotatorio de la ATPasa sigue pautas muy parecidas al mecanismo en movimiento de los flagelos de las bacterias. Su conocimiento quizas sirva en la busqueda de nuevos antibióticos.