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Un contestador con muchas preguntas

Los consumidores dudan de que Telefónica garantice el secreto de los mensajes

El nuevo servicio de contestador para la telefonía fija de Telefónica permite al usuario, tras descolgar el aparato, oír los mensajes que se le han dejado. ¿Está garantizada la confidencialidad? Telefónica lo asegura, pero caben dudas: además del usuario, ¿nadie puede oír los mensajes? La cinta del contestador de casa, el propietario la controla. Con el contestador de Telefónica, el usuario no ve lo que pasa con sus mensajes. Las organizaciones de consumidores han dado la voz de alerta.

"El usuario sufre una total indefensión, y no puede reclamar a ningún sitio", afirma Daniel Rubio, responsable de relaciones públicas e institucionales de la Confederación Estatal de Consumidores y Usuarios (CECU). "No hay confidencialidad garantizada. No controlamos, como usuarios, que nuestros mensajes sean sólo nuestros y que no se pueda acceder a ellos o desviarlos".

"Telefónica da garantías verbales de confidencialidad, pero eso no basta", dice José María Múgica, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). "Antes del verano remitimos una carta a Telefónica pidiendo información sobre ese punto, y aún no hemos recibido respuesta. Para nosotros, ese problema de la opacidad de los nuevos servicios de Telefónica no es baladí".

Telefónica asegura que el usuario, pulsando teclas, puede volver a escuchar el mensaje, o guardarlo, o eliminarlo, o capturarlo desde otro teléfono. Para todo ello, cuenta con su propia clave. Esa clave, en teoría, reconocen fuentes de Telefónica, puede ser intuida por alguien. Pero, a no ser que el intruso la conociese al dedillo, sus manipulaciones quedarían expuestas y el propio servicio de Telefónica se encargaría de comunicar al usuario que alguien ha intentado acceder a ella.

Inviolabilidad

"Es un sistema prácticamente inviolable" indican fuentes de Telefónica. "Recoge 20 minutos de grabación, el equivalente a 100 mensajes, que quedan en el disco duro de uno de los seis grandes servidores, u ordenadores que almacenan esa información. Ni Telefónica puede acceder a ella. La única posibilidad de entrar sería un dificilísimo trabajo de la propia empresa informática suministradora".En esa empresa, Unisys, fue imposible contactar ayer con Constantino Laorden, director del proyecto para Telefónica.

"En teoría, ni los trabajadores que controlan el CAR [Contestador Automático en Red, nombre técnico] pueden acceder a los mensajes del usuario", dice José María Ruiz, de CC OO. "Por tanto, hay confidenciafidad. Si se conculca, será por medios fraudulentos, igual que se pinchan los teléfonos".

Fuentes de la Agencia de Protección de Datos -cuyo contestador la define como "el ente público encargado de velar por la defensa de la intimidad contra el abuso de la informática"- no ven en el asunto perfil informático: "Si se hiciera un uso torticero de esos mensajes, sería algo que incurriese en interferir el secreto de las telecomunicaciones, y ello entraría en el terreno penal".

Desde el punto de vista económico, reconocen fuentes de Telefónica, el contestador da negocio. Empezó con una cuota, pero ya es gratuito y no precisa de contratación. El rendimiento empresarial que obtiene Telefónica proviene de que, al haber un contestador al otro lado de la línea, las llamadas ya no se pierden y los minutos se facturan.

La OCU ve que hay un interés crematístico tras el contestador de Telefónica. "Antes, si llamabas a un número y no contestaba, nadie pagaba nada" dice Múgica. "Ahora te sale un contestador, con lo cual se cobra la llamada a quien llama". "Eso de que es gratis nos parece una estrategia comercial", apunta Rubio, de la CECU. "Nos crean nuevos hábitos, como acostumbramos a hablar al contestador, y pasado mañana nos pueden decir que nos lo cobran".

"Otra discrepancia", señala Múgica, "es que, sin solicitarlo, el usuario recibe ese servicio de contestador. No vale que digan que el usuario puede luego rechazarlo. Lo lógico sería el proceso inverso; que el usuario supiera que puede optar a ese servicio, y que sea efectivo sólo si él decide activarlo". Hay abonados, sin embargo, que atestiguan que Telefónica les informó previamente por escrito de que podían activar ese servicio.

"El hecho de que no haya contrato, y de que te den el servicio sin que lo solicites", plantea Rubio, "agrava la indefensión. Sé de una persona a quien no se le había informado de que tenia el contestador y que, un día, por estarse bañando, no pudo llegar a tiempo a descolgar el teléfono: quien llamaba, al oír el mensaje grabado de, que no estaba en casa, no habló. El resultado es que el usuario perdió la oportunidad de un negocio".

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