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Dudas éticas y científicas en el Reino Unido tras la reproducción de ranas sin cabeza

Jonathan Slack, su impulsor: "Vale la pena discutirlo antes de que sea un hecho"

Isabel Ferrer

La modificación genética de huevos de rana para obtener embriones sin cabeza ni cola ha avivado en el Reino Unido el debate sobre las posibles aplicaciones de un experimento que, asociado a la clonación de células humanas, puede traducirse en el cultivo de órganos para trasplantes. Mientras el responsable del ensayo, el biólogo Jonathan Slack, reiteraba ayer que dentro de 10 o 15 años podrá intentarse su producción en un laboratorio, el Instituto Roslin de genética molecular de Edimburgo (Escocia) -famoso por haber creado a Dolly, la primera oveja clónica del mundo-, calificó tales pronósticos de "ciencia ficción". Sus portavoces afirman además que no debe siquiera intentarse algo así.

ISABEL FERRER, Leicester

El trabajo de Slack, que aún no ha sido publicado en ninguna revista científica, forma parte de una serie destinada a comprobar los principios moleculares de la formación de la cabeza, tronco y cola animal durante su desarrollo embrionario.Una sustancia denominada factor de crecimiento fibroblasto, que actúa como un marcador genético, es liberada por las células en la zona donde luego aparecerá la cola (es decir, determinan la presencia de la cola). Su existencia estimula a otras células que activan a su vez los genes del tipo Ohx, presentes en la naturaleza desde los gusanos hasta las personas. Esos genes regulan la formación de la cabeza y la cola de los embriones.

Como los procesos fundamentales de esta clase son similares entre todos los vertebrados (peces, ranas, pájaros o mamíferos), Slack sugiere que los genes equivalentes en el hombre actúan de la misma forma.

Sin reproducir la persona

"Estos ensayos con ranas abren una puerta, todavía teórica que no práctica, al cultivo de órganos humanos para trasplantes", según reza el comunicado emitido ayer por el propio biólogo desde su sede de la universidad de Bath (situada en el sur de Inglaterra).Para ello, Jonathan Slack propone cultivar en el laboratorio células extraídas del paciente, por ejemplo células blancas sanguíneas. Luego, se introducirían en ellas genes que eviten el desarrollo del resto del cuerpo. De ese modo, sólo se reproducen los órganos humanos que interese, sin reproducir a la persona completa.

"Las células así tratadas serían entonces transferidas a un ovocito sin núcleo y podrían crecer hasta que el órgano requerido fuera lo bastante grande para un injerto". El biólogo añade que para apoyar todo el proceso sería precisa una suerte de placenta artificial.

"Ciencia ficción. Es una barbaridad pensar en clonarnos para guardar luego las partes que necesitamos", clamó ayer Harry Griffin, portavoz y uno de los más distinguidos investigadores del Instituto Roslin en el campo de las mutaciones genéticas de gallinas y otras aves de corral.

En su opinión, un corazón no se puede generar en un laboratorio. Es un órgano demasiado complejo, capaz de latir y que dispone de un elaborado sistema de riego sanguíneo.

"Algunas porciones del órgano para poder repararlo tal vez sí puedan obtenerse, pero no me parece plausible verlo crecer entero en un recipiente", añadió Harry Griffin.

La terapia celular que diferenciaría las células del paciente hasta conseguir otras destinadas al tratamiento de enfermedades como la leucemia sí le parece razonable. "Puede lograrse el crecimiento de tejidos para quemaduras. Son capas de células sin folículos pilosos ni vasos sanguíneos que ayudan a reparar el tejido original. Además, no parece ético clonar o reproducir órganos humanos, algo que este instituto no patrocina", concluye.

El propio Jonathan Slack ha reconocido que las trabas éticas o legales del experimento son enormes. "De ahí que valga la pena discutirlo antes de que sea un gecho".

Cautelas

Andrew Rees, reputado nefrólogo británico y presidente de la Asociación para la Investigación del Riñón, prefiere ser cauteloso.A título personal, rechaza cualquier clonación parcial que pueda dar paso a una completa de otro ser humano: "Me parece difícil obtener un órgano con todo el oxígeno que precisa en sus tejidos. Es preferible explorar otras rutas para obtener donaciones en vida o bien de cadáveres. Algo que Noruega y España, respectivamente, han resuelto por ahora muy bien", señala.

Los batracios descabezados de Slack fueron mantenidos con vida durante una semana y después destruidos. A partir de este momento, las leyes británicas los habrían considerado animales y proseguir el ensayo hubiera podido constituir un delito.

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