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Alas para el gran Barajas

AENA eligió la terminal de Rogers y Lamela por su comodidad, su rápida construcción, sus muchos aparcamientos y su capacidad de crecimiento

Antonio Jiménez Barca

Ha nacido el aeropuerto del siglo XXI. Será un lugar cómodo, enemigo de las escaleras y partidario de la luz natural. El diseño triunfador de la nueva terminal de Barajas, que comenzará a funcionar en el año 2001; lleva el sello de uno de los artífices del centro Pompidou de París, Richard Rogers, y del grupo de arquitectos madrileños que se encargó de erigir las torres de Colón y la ampliación del Santiago Bernabéu: el Estudio Lamela. El Consejo de Administración de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) decidió el jueves que el mejor proyecto era éste por siete razones concretas:-Dispone de 7.000 plazas de aparcamiento.

-Los pasajeros no necesitarán subir ni bajar escaleras. Los viajeros que lleguen a la nueva terminal con la intención de salir de Madrid por vía aérea utilizarán solamente la planta tercera. Sin abandonarla, encontrarán la zona de facturación, la aduana, la cafetería y la sala de embarque. Los que lleguen de otros aeropuertos a Barajas usarán la primera: sin cambiar de piso sobrepasarán los controles fronterizos, recogerán la maleta en una rotonda arbolada y ganarán la calle.

Más información
Un edificio ampliable como un mecano
El viajero no andará más de 450 metros
La recogida de maletas, entre árboles
Un techo con forma de gaviota o dinosaurio
Tren subterráneo al embarque más lejano
7.000 aparcamientos en una colina

-Los aviones, con sólo dos maniobras, se situarán en la pista de despegue listos para partir.

-La obra se terminará en 25 meses, sin "riesgos" de demora.

-El 75% de la estructura de la obra mantiene idénticas características. Lejos de ser un inconveniente, esto supone una ventaja importante: la ampliación del aeropuerto es sencilla y barata. Basta añadir módulos iguales a los ya erigidos.

-Cuando se amplíe, el funcionamiento de lo ya existente no se resentirá.

-El diseño concuerda con la operación general de ampliación de todo el aeropuerto de Barajas.

Esta terminal le costará a AENA alrededor de 30.000 millones de pesetas. Los ganadores, que han desbancado a otros diez proyectos, se han llevado 2.000 millones y un compromiso. Antes de 12 meses, sobre la mesa de los responsables de Barajas deberán encontrarse los diseños definitivos y milimétricos del proyecto. Después, se adjudicará la obra, que tardará en construirse unos dos años. En el 2001, salvo retrasos, partirá el primer pasajero de esta terminal futurista que servirá a la tercera pista, actualmente en construcción. El objetivo es claro: sacar a Barajas del marasmo, el atasco continuo y las críticas.

El pasado jueves, minutos después de que los miembros del consejo de dirección de AENA tomaran una decisión, en el despacho de arquitectos de Estudio Lamela corrió el cava. Antonio Lamela, de 70 años, manifestó que la decisión "no constituyó ninguna sorpresa". Pero la calidad de los otros aspirantes, Ricardo Bofill, Miguel de Oriol y Santiago Calatrava, entre otros, hacía que nadie las tuviera todas consigo.

El Estudio Lamela nunca ha construido nada parecido. Para adjuntar experiencia en materia de aeropuertos se puso en contacto con el prestigioso Richard Rogers. Actualmente, la oficina de Rogers se encarga de la terminal 5 del aeropuerto de Heathrow, en Londres, y ha llevado a cabo la ampliación del de Marsella.

Así que dos jóvenes arquitectos del despacho madrileño, Carlos Lamela, de 40 años, hijo de Antonio, y Luis Vidal, de 28, comenzaron a viajar a Londres. "Al principio todos hacían dibujos, pero nada en concreto. Nosotros nos desesperábamos y a punto estuvimos de darnos la vuelta", confesaba el jueves, con una copa de cava en la mano, Carlos Lamela.

Un día apareció Richard Rogers en la sala de discusiones. Los españoles sostenían que uno de los remates debía terminar en línea recta; los británicos optaban por un final con forma de nubecilla. El jefe Rogers llegó, se paró delante de los dibujos de la pizarra y señaló la línea defendida por Lamela y Vidal. "No se puede decir que Rogers se inclinara por los españoles, pero sí por la línea recta", comentaba con una sonrisa Lamela hijo. Y con esta línea recta comenzó el proyecto a tomar forma definitiva.

El secreto del triunfo

El secreto del triunfo se ha escondido en la simplicidad. Antonio Lamela defiende que la arquitectura debe ser "un servicio a las demás" y no un escaparate de la egolatría del profesional. Por eso esta terminal, que en el 2010 acogerá 20 millones de pasajeros al año, casi la mitad de la población española, resultará, sobre todo, "sencilla y funcional". La experiencia de viajero de Lamela (más de 150 países visitados, más de 350 aeropuertos diferentes utilizados) ha constituido una baza.En tierra se quedó el proyecto de Santiago Calatrava, el más espectacular y vistoso de los presentados, porque, a juicio de los responsables de AENA, además de más costoso, su ampliación resultaba más difícil de acometer.

La nueva terminal cuenta con los adelantos propios del siglo que viene: trenes subterráneos que trasladarán a los viajeros, recogida completamente automática del equipaje, caminos mecánicos para que el viajero no tenga que andar más de lo necesario... Y la luz. El pasajero del siglo XXI se dirigirá en busca, de su avión por pasarelas atravesadas de luz natural.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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