Samper denuncia una conjura para derrocarle
E1 político liberal colombiano y candidato la presidencia Juan Manuel Santos hizo pública ayer la existencia de una iniciativa e paz para Colombia en la que están implicados amplios sectores políticos, sociales, económicos, religiosos y de las distintas guerrillas del país. Tal propuesta ha sido considerada por el presidente Ernesto Samper como una conjura para desplazarle del poder, dado que en ella participa la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se niega en redondo a establecer cualquier tipo de negociación con el Gobierno.
Samper dice estar dispuesto a propiciar una Asamblea Constituyente si esta petición de la guerrilla conduce a la pacificación de Colombia y admite que considerará "cualquier fórmula" que lleve al fin del conflicto armado en el país, aunque esto no suceda durante lo que resta de su mandato, que finaliza el próximo mes de agosto. El presidente, no obstante, califica de "insólita alianza de la derecha y la guerrilla" de extrema izquierda el acuerdo, en el que participan amplísimos sectores de la sociedad colombiana. La denuncia sobre la supuesta conjura para derrocarle y convocar una Constituyente fue realizada el viernes por otro candidato a la presidencia, Horacio Serpa, y el asesor presidencial para asuntos de pacificación, Alfredo Molano. El hecho de que la protesta fuera realizada por un candidato en la línea samperista y un estrecho colaborador del presidente despejó cualquier duda de que por sus bocas hablaba Samper.Molano declaró que "hay un movimiento sólido que busca que Samper renuncie en favor de Lemos [el vicepresidente Carlos Lemos] por ser un obstáculo para la paz". Según él, la nueva administración "tendría el compromiso de hacer un Gobierno de unidad nacional y convocar una Asamblea Constituyente". Lemos niega estar implicado en tal conjura y, para desactivar cualquier intento presidencial de explotar esta tesis, Santos hizo pública ayer una carta dirigida al presidente en la que explica los pasos dados y el actual momento del proceso hacia la pacificación de Colombia, un país sacudido por décadas de violencia política (las FARC nacieron en 1949, pero reaparecieron con fuerza en 1976) que ha causado 35.000 muertes en sólo los pasados diez años. Las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) cuentan con unos 15.000 hombres y controlan dé hecho el 40% del territorio, según diplomáticos occidentales.
Santos expone que ante el fracaso de los planes pacificadores del Gobierno, personas e instituciones representativas de la sociedad colombiana se propusieron encontrar vías alternativas, respetando siempre cuatro condiciones: mantener el orden constitucional y el calendario electoral; cese el fuego previo; respaldo internacional a la iniciativa, y clara definición de los mecanismos a establecer para alcanzar los objetivos marcados.Cinco puntos clave
Con esas premisas, la parte civil entró en contacto con las FARC, el ELN y los grupos de autodefensa y ambas partes estuvieron de acuerdo en participar en un proceso que, según la carta de Santos, tendría las siguientes características:
1. Se convocaría una Asamblea Constituyente a tenor del artículos 376 de la Constitución para revisar la organización y estructura del Estado.
2. Para convocar esta Constituyente, el Congreso debería aprobar una ley refrendada por votación popular.3. La discusión de los términos de dicha ley, donde se establecería la competencia, composición y duración de la Constituyente, se haría entre la partes involucradas en el conflicto.
4. Para que esta discusión pudiera llevarse a cabo, el Gobierno ordenaría el despeje de una zona del país acordada.
5. En el momento en que el despeje fuera verificado habría un alto el fuego inmediato.
"Éste es el trabajo que se ha venido realizando", escribe Santos, quien dice que se han involucrado en él "los ex presidentes de la República residentes en Colombia", en referencia a Alfonso López Michelsen y Belisario Betancur, "los directores de los partidos tradicionales, la Iglesia, los presidentes de los principales gremios [patronales] económicos, dirigentes sindicales y de organizaciones sociales, miembros de la Comisión de Conciliación y muchas otras personalidades" entre las que cita al escritor Gabriel García Márquez "que ha mostrado un verdadero entusiasmo por este proceso, pues considera que es la única puerta que se ha abierto para detener el baño de sangre".
Las FARC anunciaron el viernes su decisión de dialogar con representantes de la sociedad civil si se desmilitarizan cinco municipios del país durante 120 días y, según Santos, "insistieron en su posición de no dialogar con el Gobierno".
Ese mismo día fue cuando desde el palacio de Nariño, y ante la lógica sensación de aislamiento del presidente, se aireó la idea de la conjura contra Samper, compló que Santos niega hasta el extremo de decirse dispuesto a posponer sus aspiraciones presidenciales. Su carta concluye de forma imperativa: "Señor presidente (...) Por los miles de miles de viudas y huérfanos que podrían evitarse, y por el futuro de sus hijos, de los míos, y de todos los colombianos, le ruego encarecidamente que no se interponga".
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