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Graham Swift: "La literatura está fascinada por la muerte"

Cuando Graham Swift publicó El país del agua en 1983 la crítica británica lo recibió alborozada. Desde entonces, sin embargo, arrastró el estigma de ser "el autor de El país del agua". No ha sido hasta ahora, con Últimos tragos (Anagrama), cuando Swift ha logrado escapar del encasillamiento. Su nuevo libro, galardonado con el Booker y con polémica incluida, ha sido auspiciado como una novela excelente. "La literatura está fascinada por la idea de la muerte", comenta, consciente de que es éste un tema al que vuelve en sus libros.Cuatro hombres se reúnen en Londres para viajar juntos hasta Margate, una localidad situada a unos 100 kilómetros, con un propósito común: esparcir en el mar las cenizas de su amigo Jack Doods. El viaje está narrado en tono coloquial desde múltiples puntos de vista, con incursiones en el pasado y con extrañas historias de por medio. "No negaré que hay mucha muerte en mis novelas", admitió Swift en Barcelona, donde hoy presenta su novela en el Instituto Británico. Y añadió: "Pero es que hay mucha muerte en el mundo. De todos modos, no es el único tema del libro. También se habla mucho de la vida y de cómo sobreviven los muertos a través de la memoria de los vivos".

El libro de Swift fue objeto de una polémica surgida en Australia, donde un profesor le acusó de plagiar Mientras agonizo, de William Faulkner. "Soy un admirador de Faulkner", confiesa Swift, "y supongo que después de leerlo siempre me queda algo de él. Pero plagio es copiar algo de otro, y no es mi caso. Hay un homenaje a Faulkner en el libro, pero también a Los cuentos de Canterbury, de Chaucer, y a otros libros, y si los comparas ves que no hay plagio".

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