Un cinturón explosivo para Ceuta y Melilla

La impermeabilización de los aproximadamente 20 kilómetros de frontera de Ceuta y Melilla con Marruecos era, hasta ahora, la principal misión del arsenal de minas antipersonas del Ejército. Su instalación en caso de conflicto tendría carácter disuasorio, según fuentes militares, y ayudaría a desviar un posible ataque hacia las zonas de más fácil defensa.El Gobierno español intentó incluir en el tratado una excepción que hubiera permitido usar dichas armas "en circunstancias excepcionales para la Seguridad Nacional", pero ningún país respaldó una enmienda que dejaba el acuerdo en papel mojado, porque ¿cuándo se pensaban emplear estas armas si no era en "circunstancias excepcionales para la Seguridad Nacional"?
El uso de minas antipersonas estaba previsto también en los campos de minas contracarro para evitar que los equipos de desactivación puedan acercarse a estas últimas y neutralizarlas. EE UU intentó que se aceptase el empleo de minas antipersonas con esta exclusiva función, pero no lo logró.
El tratado sí permite, en cambio, que las minas contracarro vayan equipadas con mecanismos antimanipulación; es decir, con trampas explosivas destinadas a herir o matar a quienes intenten desactivarlas.
También acepta que los países firmantes conserven la cantidad mínima absolutamente necesaria" de minas antipersonas para poder desarrollar técnicas de detección y destrucción de las mismas; así como para que sus militares puedan adiestrarse en dichas técnicas.
No especifica el texto qué cantidad es la "mínima necesaria, pero asistentes a la conferencia aseguran que se barajaron cifras de entre 1.500 y 2.000. En España, no llegan al centenar las que se gastan cada año en maniobras.
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