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El G-7 aplaude los esfuerzos de la UE y pide que reforme el mercado laboral

Victoria Carvajal

Las economías de la UE han logrado reducir sus déficit públicos y su inflación para acceder al euro, pero no han hecho las reformas estructurales necesarias para reducir el paro y asegurar la estabilidad de la unión monetaria. Esta es la crítica que recibieron las tres grandes economías europeas, Alemania, Francia e Italia, en la reunión que celebraron ayer en Hong Kong las autoridades económicas del Grupo de los Siete (G-7), del que forma parte también EE UU, Japón, el Reino Unido y Canadá. Washington pidió a su socio asiático que fundamente su crecimiento en la demanda doméstica, y no en las exportaciones.

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Los ministros de Finanzas y responsables de los bancos centrales del G-7 se reunieron ayer en la antigua colonia asiática aprovechando, como es habitual, su participación en la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que este año se celebra en Hong Kong. Todos ellos se comprometieron a mantener "un crecimiento sostenido y sin inflación", si bien reconocen que "sus diferentes circunstancias" requieren recetas distintas para conseguir este objetivo.A EE UU y al Reino Unido, países en los que el crecimiento y la creación de empleo han sido muy notables, el Grupo de los Siete les instó a estar muy atentos a cualquier síntoma de inflación y, por tanto, a estar preparados para subir sus tipo de interés.

La asignatura pendiente de la Unión Europea, cuya tasa de paro supera el 11% y está en niveles récord en el caso de Alemania y Francia, es la reforma de sus mercados laborales. En una conferencia posterior a la reunión, el secretario del Tesoro estadounidense, Robert Rubin, señaló que los esfuerzos hechos por le UE en el frente de la convergencia no había sido complementados con las reformas estructurales necesarias para asegurar el buen funcionamiento de la unión monetaria.

La llamada de atención a la UE es similar a la hecha por el FMI en su informe anual de coyuntura. El Fondo advierte a los futuros participantes de la unión monetaria que si no flexibilizan sus mercados de trabajo, la rigidez cambiaría del euro, que impide usar los tipos de cambio para ajustarse a un choque externo, puede suponer un aumento de sus tasas de desempleo.

Japón, cuya previsión de crecimiento para este año ha revisado el FMI a la baja en más de un punto -hasta el 0,9%-, debe estimular su demanda interna. El G-7 insta a Tokio a tomar medidas adicionales que animen el consumo privado, deprimido a raíz de la subida del IVA aplicada en este ejercicio fiscal, para evitar que la recuperación se base en las exportaciones y siga, por tanto, aumentando su excedente comercial.

Los miembros del G-7 se refirieron con la ambigüedad habitual a los vaivenes de los tipos de cambio del dólar, el marco y el yen. "Hemos acordado que los tipos de cambio deben reflejar la situación económica y que no son deseables ni una volatilidad excesiva ni que su valor se desvíe en exceso de esa situación económica". Este mensaje, lanzado en el último año y medio, no ha evitado que las tres principales divisas fluctuasen con violencia. Desde la última asamblea anual del FMI, el marco alemán se ha depreciado casi un 20% frente al dólar estadounidense.

Rubin afirmó que los Siete se han comprometido "a vigilar que no se produzcan depreciaciones excesivas que provoquen de nuevo la acumulación de fuertes desequilibrios externos". El ministro francés de Economía, Dominique Strauss-Kahn, aseguró en una reunión celebrada posteriormente con periodistas que esta última referencia va dirigida al yen.

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