"Ser famoso tiene ventajas en Occidente, pero supone más problemas con la censura china"
Las autoridades chinas lo miran con lupa y él lo sabe. Mide sus palabras, prudente y cauteloso, pero desgrana las críticas hacia el régimen comunista hasta los límites de, lo tolerable. Pese a las dificultades, anuncia su voluntad de seguir dirigiendo cine en China tras haber rechazado algunas ofertas occidentales. Con el éxito todavía fresco por la acogida en Venecia de su última película, Keep cool, el realizador Zhang Yimou preside el jurado de la sección oficial en San Sebastián. "Ser famoso en Occidente tiene algunas ventajas, pero supone más problemas con la censura en China", comenta.Nacido en Shansi en 1950, a Zhang Yimou se le nota su formación de actor, una profesión que ejerció con éxito antes de pasarse al otro lado de la cámara y convertirse en uno de los realizadores más admirados en todo el mundo. Expresivo con los Ojos y con las manos, serio y cortés, este cineasta chino ha ganado premios en Berlín, Venecia y Cannes, los festivales de primera categoría, con películas ya clásicas como Sorgo rojo, La linterna roja, Quiu busca justicia o Vivir, desde que su talento comenzara a despuntar hace apenas una década. "La fama", señala, "me ha permitido contar con más dinero de los productores, pero al mismo tiempo la censura revisa, una y otra vez, mis filmes. Hasta cinco veces he tenido que pasar la censura en algunas ocasiones. Como ilustración de estas trabas, baste decir que mi participación en los festivales internacionales de cine no se publica en la prensa china".
Para alcanzar mayores cotas de libertad de expresión, Zhang Yimou optó, al principio de su carrera, por recrear en imágenes el pasado de su país, con su ex mujer Gong Li como musa, y sólo en Keep cool se ha decidido a narrar una historia ambientada en el presente paradójico y cambiante de China. "He rodado muchas películas históricas, porque el margen de maniobra es mayor en ese tipo de temas. Pero a partir de ahora procuraré no repetirme y contar cosas nuevas".
Todavía no se ha recuperado del impacto que provocó en Venecia Keep cool, en la que ha retratado la vida cotidiana en el Pekín actual. "Mucha gente se ha sorprendido y se ha preguntado si la China de hoy responde realmente a mi descripción. Es tal cual la reflejo. Lo que ocurre es que la mayoría de espectadores tiene una visión equivocada e incompleta sobre mi país".
Rebasar fronteras
Asuntos tan universales como el amor, la opresión, la muerte o la injusticia han servido a Zhang Yimou para rebasar las fronteras tanto geográficas como afectivas o intelectuales y lograr un reconocimiento entre públicos muy diversos. Pero, junto a esos temas, la reflexión sobre el poder se ha convertido en un eje de su filmografía. "El autoritarismo ha marcado siempre la historia de China desde hace miles de años", dice Zhang Yimou, "y el poder ha estado concentrado en manos de un solo hombre o de un reducido grupo".
Confía en que el reciente congreso del Partido Comunista chino sirva para abrir mayores cotas de libertad y se muestra convencido de que los planes de privatizaciones de empresas beneficiaran al cine. Se ríe cuando se le pregunta por el peculiar marxismo liberal que se está implantando en China y apostilla: "Sí, lo cierto es que se trata de un socialismo muy especial. Digamos que el régimen aspira a imitar el modelo de Singapur, es decir, liberalismo en lo económico, pero control en lo ideológico".
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