_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Derecho ciudadano a una justicia de calidad

Si los derechos y las libertades que declara nuestra Constitución fuesen universalmente realizados, viviríamos en el mejor de los mundos posibles. De esa convicción, urgente en una época marcada por la falta de ideologías globales, debe nacer cualquier análisis de la relación entre la sociedad, donde están los ciudadanos con sus derechos, intereses y conflictos y el Estado y su Administración. Cuando un ciudadano acude a los tribunales de justicia, lo menos que puede esperar es ser atendido en las condiciones de calidad y eficacia, propias de un país moderno en el alba del siglo XXI. Porque los derechos que están declarados en el papel constitucional tienen que ser traducidos en la realidad o no servirán para nada.El déficit histórico de la Administración de Justicia española tiene que ver con una concepción corporativa del poder, según la cual la persona que, desde el lado político o administrativo, está al frente de ese poder, es propietario del mismo. En tal caso, el horizonte de objetivos queda fijado no por los intereses del ciudadano, sino por los de la corporación. Frente a esa concepción, debe alzarse la cultura del servicio público, donde son los ciudadanos los propietarios de los derechos y libertades y de los valores instrumentales (la independencia judicial, por ejemplo). Los profesionales (jueces, fiscales, abogados, funcionarios) han de limitarse a poseer esos instrumentos, dentro del estatus constitucional y legal de cada uno, para la precisa finalidad del servicio. Creo que el Consejo General del Poder Judicial ha comprendido esa fundamental distinción, asumiendo la cultura del servicio y trasladándola, como planteamiento de fondo, al Libro Blanco que acaba de aprobar. La iniciativa y su resultado han de merecer apoyo.

Más información
El Poder Judicial reclama al Ejecutivo las competencias que aún tiene sobre justicia
Magistrados incompatibles y capaces
Los jueces no podrán encarcelar al ciudadano al que estén investigando
El 36% de los casos civiles no se ejecuta

El contenido del Libro Blanco es, lógicamente, complicado. Dada la complejidad procesal, no extraña que el Consejo dedique buena parte del informe a planteamientos de reforma de los procesos.

Del análisis emerge el desarrollo de propuestas relacionadas con el personal de la Administración de Justicia. En el caso de los jueces, contiene una línea clara por la formación interdisciplinar (no hay buen juez si sólo sabe Derecho), por el control de la actividad extrajudicial de éstos y por la racionalización de su régimen de productividad y disciplina. Todo ello era necesario.

Una última apreciación. El Libro Blanco no es la panacea de la Justicia. Se trata de comenzar un camino para la mejora global de un importante espacio de gobierno de lo público. Ahora queda la tarea de convertir en realidad las reflexiones. Para ello, hay que contar con el resto de los poderes del Estado y de las comunidades autónomas.

José Antonio Alonso es magistrado y portavoz de Jueces para la Democracia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_