El ataque de dos tipos de hongos provoca la defoliación de miles de plátanos
Madrid otoña prematuramente este mes e agosto. Toneladas de hojas de plátanos jóvenes (con las acacias, los árboles más numerosos de la ciudad) tapizan con antelación de dos meses calles y avenidas, mientras su acumulación amenaza con propagar los efectos de esta epidemia vegetal, la antracnosis, causada por un hongo voraz. Otra enfermedad, el oidio, ataca simultáneamente desde hace dos meses a los ejemplares de más edad. Para colmo la socarrina, dolencia derivada de las alteraciones atípicas del clima, completa el cerco al árbol que más sombra da a Madrid
Decenas de miles de plátanos de la variedad platanus hispanica, uno de los árboles más extendidos por las avenidas y calles de Madrid, sufren agudamente desde hace meses una grave enfermedad. Se trata de la antracnosis, la más severa de cuantas padecen estos árboles, a menudo confundidos con los castaños por el gran parecido entre sus hojas. Un hongo muy voraz, Gnomonia veneta, ataca a los ejemplares más jóvenes, provoca la caída de sus hojas, hasta las tres cuartas partes del follaje, daña sus ramas más tiernas y los debilita globalmente tanto que, de no combatirse eficazmente sus efectos, a largo plazo puede acabar con ellos.El combate presenta muchas dificultades. El medio más eficaz para atajar la enfermedad es la poda drástica de las ramas afectadas hasta llegar a la madera sana, según una ponencia presentada hace dos años por Eloy Mateo Sagasta, catedrático de Patología Vegetal de la Universidad Complutense. El empleo abierto de fungicidas como el Folcid, un producto químico contra este tipo de hongo, presenta muchas dificultades.
La antracnosis surgió en Madrid en el primer tercio de los años ochenta, reconoce Santiago Romero, arquitecto, responsable del Departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento. De los aproximadamente 50.000 plátanos existentes en Madrid, una cuarta parte se ve dañada por esta plaga, a la cual se ha añadido hace dos meses otra enfermedad vegetal, el oidio, que blanquea las hojas a consecuencia de su contaminación por otro hongo, el microsfera platani, destaca Romero.
Para colmo, la socarrina, afección vegetal derivada de una climatología atípica como la sufrida en Madrid en el último año, interactúa además con ambas enfermedades sobre estos árboles cuyas características los han convertido, hasta ahora, en idóneos para el ornato de avenidas, calles, y plazas. Áreas enteras de la capital, como la Ciudad Universitaria o las Rondas, se encuentran decoradas masivamente con este tipo de árbol y hoy se ven alfombradas con sus hojas prematuramente desprendidas. Amplias zonas de Madrid cobran, de este modo, un aspecto desolado y otoñal.
En la plaza de Oriente, según han denunciado algunos vecinos, la enfermedad vegetal ha arreciado preocupantemente en las últimas semanas de forma tal que la caída de hojas ha sido masiva, según corrobora Pablo Cabrero, propietario de un quiosco de bebidas allí instalado. "Algunos ejemplares de la plaza se encuentran secos" destaca. Al menos cinco de estos árboles, enclavados frente al Palacio Real, deberán ser tala dos de inmediato, según el responsable municipal consultado. El tratamiento de la antracnosis exige la retirada inmediata y la quema de las hojas desprendidas ya que se convierte en elementos propagadores que multiplican exponencialmente sus devastadores efectos. No obstante, tanto Santiago Romero como Mariano Sánchez, técnico conservador del Jardín Botánico de Madrid, restan gravedad a la epidemia, a la que consideran una enfermedad grave -pero no mortal- para lo plátanos.
El hongo causante de la antracnosis acentúa su esporulación, la emisión de sus dañina esporas, a temperaturas inferiores a los 12,6 grados centígrados. Por debajo de éste nivel térmico, los efectos de la antracnosis son considerados muy severos. A tenor de las temperaturas registradas el pasado invierno, la fructificación de los hongos se ha visto intensificada, reconocen los especialistas consultados. Por encima de esta temperaturas, los efectos son moderados.
Además de todos los agentes descritos, la remoción de lo suelos contiguos, provocada por obras de superficie o estacionamientos, impide que la sustancias nutrientes alimente adecuadamente a estos árboles que se muestran extraordinariamente sensibles a todas estas alteraciones.
La extensión de la enfermedad y de las dolencias que con ella interactúan han desatado la preocupación de círculos ecologistas y vecinales, a consecuencia de los estragos causados en los últimos años por la grafiosis, que liquidó miles de olmos, señaladamente los centenarios, llegando a poner en peligro la subsistencia en España del olmo. No obstante, 60.000 árboles de este tipo lograron ser salvados en la Casa de Campo, destaca el responsable municipal. "Todo depende de los medios", subraya.
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