Colomo filma los 'años bárbaros' de la posguerra
Sánchez-Albornoz, uno de los presos fugados de Cuelgamuros, asesora la película
Las cámaras de Fernando Colomo empezaran a recorrer el lunes un pasaje casi desonocido de la España de 1948, bajo el tíulo de Los años bárbaros. Es la historia de dos jóvenes que se fugan de Cuelgamuros, lo que ahora es el Valle de los Caídos, y llegan a París con la complicidad de dos americanas, el escritor Norman Mailer y el intelectual Paco Benet. El proyecto de filme, presentado ayer en Madrid, lo encabezan Jordi Mollá y Ernesto Alterio. Costará 400 millones de pesetas y su estreno, previsto para primavera, será en vísperas de los 50 años de la aventura real.
Es un hecho real pero no un relato totalmente fiel a la realidad. Será la décimocuarta película de Colomo (51 años), esta vez "una comedia dramática, de huida", donde echa la vista atrás a un pasaje de la lucha antifranquista. Durante nueve semanas rodará la historia de una fuga que lo llevará a recorrer El Escorial, Medinaceli, Alhama de Aragón, una playa andaluza, Barcelona, los Pirineos y luego París.Será la tercera vez que la historia es contada, sin tener en cuenta el escándalo que se armó por aquel entonces y que alborotó las cárceles españolas. El primero en hacerlo fue Manuel Lamana (uno de los dos presos, fallecido en diciembre pasado en Buenos Aires) con la publicación en 1956 del libro Otros hombres. En 1978 la historia volvió de la mano de una de las chicas que ayudó a la fuga y que luego se hizo escritora, Bárbara Probst Solomon, en el libro Los felices años cuarenta; y ahora este director madrileño la trae al cine como Los años bárbaros, con recuerdos de uno de los fugados, Nicolás Sánchez-Albornoz, ex director del Instituto Cervantes e hijo del historiador.
El miedo de lo vivido le llegaría siete años después a Sánchez-Albornoz. Lo sintió, recuerda ahora, con la autobiografía de su amigo Lamana. Sólo entonces fue consciente de lo que pasaron, "antes lo contaba pero sin percatarme del peligro que habíamos corrido", dice. "Sólo pensaba en que teníamos que lograrlo", recuerda este profesor de Historia jubilado, de 73 años, a quien aquella aventura lo llevó a la libertad en Francia, y luego a Argentina, Estados Unidos y de nuevo Argentina, donde se casó, dictó clases de historia y tuvo hijos y nietos; hasta que hace cinco años volvió a Madrid.
La historia surge de unas pintadas en la Universidad Complutense. Entre los acusados estaban Sánchez-Albornoz y Lamana, condenados a prisión por conspiración y asociación ilegal. "Pero nuestros compañeros, desde París, empezaron a planear la fuga, pero nosotros estábamos en la cárcel de Carabanchel y ellos planeaban la fuga desde Cuelgamuros", donde Franco puso a trabajar a miles de presos para que levantaran la mastodóntica basílica. "Así que pedimos el traslado y terminamos en el tercer campo de Cuelgamuros", recuerda Sánchez-Albornoz.
El coche de Mailer
Es en esta parte de la historia donde intervienen, Francisco Benet Goitia, hermano del escritor Juan Benet, Norman Mailer, su hermana Bárbara y una amiga de ésta, Barbara Probst Solomon, que luego se enroló en el movimiento Beat. Llegado el momento del rescate, las dos chicas, entonces de 18 años, arrancaron el coche de Mailer en París y llegaron a El Escorial a rescatar a los presos, que se acababan de fugar."Año y medio había pasado desde que llegamos a prisión", cuenta Sánchez-Albornoz. Ese día el calor madrugó, era domingo, primer día de agosto de 1948. Sánchez-Albornoz tenía 23 años y esa semana la vivió sin mirar atrás, sin fijarse en lo que dejaba en su ruta de huida, y sólo tenía la vista fija en el otro lado de la frontera. "Ahora, asesorándolos en el guión, he empezado a tener una visión más global de los hechos; por ejemplo, saber que nos perseguían, que había gente detrás de nosotros".
El filme, sin embargo, aclara Fernando Colomo, no calca la realidad, "Está inspirado en esos hechos", y Sánchez-Albornoz lo reafirma: "La película no quiere ser fiel a lo ocurrido ni tiene por qué serlo". Colomo no conocía la historia. Se enteró hace un año, cuando los guionistas José Angel Esteban y Carlos López se la contaron. "¿En serio o os lo estáis inventando?", fue la reacción del director. "A partir de ahí empezamos a investigar y dimos con Nicolás". Tardaron en escribir el guión casi diez meses, con la colaboración de Sánchez-Albornoz, "que resultó ser un buen narrador y ha aportado ideas para la película", afirma Colomo.
Todo está listo para que el lunes empiece el rodaje hacia la mitad de la historia real: el encuentro de las dos chicas norteamericanas (Hedy Burress y Allison Smith), en un descapotable de la época, con los dos presos Sánchez-Albornoz (Mollá) y Lamana (Alterio), rumbo a los Pirineos catalanes, donde ellos seguirán a pie y se perderán en el bosque, para pasar a Francia.
Babelia
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