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Carmelo Espinosa debuta con una película optimista sobre la soledad

"¿Ha faltado al trabajo para sentirse solo? ¿Enamorarse le ha traído sufrimiento? ¿Cuántas horas pasas al día solo, sin contar las de dormir?" Estas preguntas foman parte del cuestionario que responden los afectados por un fenómeno llamado "la soledad impuesta", al acudir a una agencia para paliar su mal, o mejor, llenar sus vacíos. La visión optimista de los solitarios es el tema abordado por el treintañero Carmelo Espinosa en su primer largometraje, al que ha titulado Animia de cariño.

El filme se estrena en Madrid el próximo jueves, dos años después de haberse exhibido en Barcelona, Valencia y México. La razón de este retraso fue "la búsqueda de una sala idónea para esta película que no es muy comercial", según Espinosa. "Es más", agrega el director y guionista, "es un tanto extraña, aunque me ha sorprendido gratamente porque la reacción del público ha sido positiva y no lo ven como el filme atípico que yo pensaba".

Animia de cariño, con un presupuesto de 60 millones de pesetas, es una comedia sobre la soledad, ese estado al que se llega por miedo a adquirir compromisos afectivos. Es la historia de un hombre de 29 años (Pere Ponce), introvertido por culpa de un padre insensible (Emilio Gutiérrez Caba) que pretende imponer al hijo su misma forma de relación con las mujeres. El protagonista busca acabar con sus penurias acudiendo a una agencia que le proporciona afectos temporales, a cambio de dinero, cuya propietaria (Isabel Ordaz) termina enamorada de él. Para Ordaz, ganadora este año del premio a la mejor actriz en el Festival de Moscú por su actuación en Chévrolet, la película "es una poesía fría en general, que huye del realismo".

"Con cariño"

"¿Qué prefiere, acompañamiento con cariño o acompañamiento frío?", dice ella. "Con cariño mejor", le responde el cliente. "¿De hombre o de mujer?", continúa ella, en un diálogo que se repite a lo largo del filme.Espinosa intenta que la gente se reconozca con algunos de los personajes y situaciones, "o por lo menos con parte de ellos, y con una temática que abunda hoy en día", opina este director granadino. "Comercio de relaciones fingidas que ya existe en Japón y que aquí no tardaremos en tener. Además, hemos visto algo parecido estas semanas con la mascota virtual del Tamagotchi", añade. Reconoce que el surgimiento de la idea no fue muy difícil, porque "es un poco autobiográfica". "La soledad de la película es la que yo llevo. Así es que escribirla fue como empezar a contar lo que vivo".

Con esta mirada que sitúa en un Madrid que intenta ser cualquier ciudad, Espinosa bebe de un cine francés introspectivo con espacios reducidos que agobian. Pero, aclara el director, "no es una película negativa. Es el mundo de los solitarios pero retratado con optimismo porque están en busca de dejar eso atrás. Es un visión positiva y alegre".

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