Fiscalidad del ahorro

EL GOBIERNO ha sumido a los pequeños ahorradores en un mar de dudas. En pleno mes de agosto y sin precisar detalles, ha anunciado una nueva reforma en la fiscalidad de los fondos de inversión, los depósitos bancarios y los planes de pensiones que modificaría sustancialmente la rentabilidad de las carteras. Aunque el ministro de Economía, Rodrigo Rato, aseguró el viernes que la reforma no perjudicará a los actuales partícipes de los fondos de inversión, la noticia ha amargado el verano a muchos pequeños inversores.Hace apenas un año, el 6 de junio de 1996, el Gobierno llevó a cabo un cambio de fiscalidad cuya consecuencia ha sido el traspaso masivo de dinero desde los depósitos bancarios, fundamentalmente imposiciones a plazo, hacia los fondos de inversión, que obtenían un trato fiscal claramente más favorable respecto a otros instrumentos. Como consecuencia de aquellos cambios, los fondos acaparan actualmente la atención y los ahorros de más de cinco millones de inversores, con un patrimonio en torno a los 24,5 billones de pesetas.

Quienes optaron por colocar su dinero en instrumentos con más riesgo pero mayor rentabilidad financiera y fiscal que los depósitos sospechan que Hacienda pretende ahora hacerles pasar por taquilla, olvidando que fueron sus responsables quienes alentaron la inversión en fondos. Algunos gestores de fóndos de invetsión califican de "terrorismo legislativo" la sola posibilidad de un nuevo cambio de fiscalidad en estos instrumentos, con independencia del sentido que tomen las reformas, pero sobre todo si, como se sospecha, van encaminadas a empeorar su actual régimen de tributación. El ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, justifica los cambios anunciados por la necesidad de profundizar la reforma iniciada nada más ocupar su cargo y de ampliar, según sus palabras, las posibilidades de inversión a disposición de los ciudadanos y darles mayores opciones para cambiar si no obtienen lo esperado. La realidad, según reconocen desde el propio ministerio, es que el motivo de esta nueva reforma es la caída de los ingresos de Hacienda por el mejor tratamiento de las plusvalías y el recorte de los tipos de interés, que se ha concretado en una reducción cercana al 11%, unos 63.000 millones, de los ingresos por retenciones del capital sólo en los cinco primeros meses del año.

¿Cuáles son los cambios que se plantean? Desde hace unos meses existe una comisión que trabaja en la reforma del impuesto sobre la renta, en la que participan expertos de Economía, Hacienda y Presupuesto. Con intereses contrapuestos -Hacienda quiere más ingresos, el Tesoro no quiere perjudicar a los fondos, pues son éstos principales- compradores de deuda pública...-, los técnicos elaboran propuestas que trasladan a Rato. En los últimos días están tomando fuerza dos de ellas. Por una parte, el partícipe tendrá que pagar cada año, en la parte que le corresponda, en torno a un 20% por las plusvalías, dividendos y cupones efectivamente obtenidos por el fondo, independientemente de que venda o no sus participaciones en dicho ejercicio.

En esta propuesta se establece también una clara diferencia entre clases de fondos. Por un lado están los de renta variable, y por otro, el resto. Para los primeros se estudia establecer una exención sobre las primeras 200.000 pesetas de plusvalía, algo que no sucederá con los otros. El partícipe tendrá que pagar entre un 1% y un 2% del importe total teórico de la venta de sus participaciones. Por este sistema, los fondos de renta variable, precisamente por lo variable de sus valores liquidativos, estarían exentos de pagar este impuesto.

En fin, si era un globo sonda, el efecto ha sido desconcertar a los ahorradores: lo contrario de lo que se necesita para estimular la inversión.