_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los hechos

Manuel Vicent

Aquel amigo mío que tanto gritaba en la manifestación a favor de la independencia del País Valenciano no hacía más que mirar el reloj. La manifestación se había convocado bajo los gases lacrimógenos del franquismo agonizante para exigir la libertad, la amnistía y el estatuto de autonomía, pero mi amigo quería mucho más. Reclamaba a gritos no sólo la independencia de los valencianos, sino también la de los vascos, catalanes, bretones, corsos y, por supuesto, la de Irlanda del Norte. ¿Por qué miras tanto el reloj?, le pregunté en medio de la multitud. El hombre me contestó que su mujer no le dejaba andar fuera de casa después de las nueve de la noche. A medida que se iba acercando la hora de someterse al propio yugo, más alto vociferaba por la libertad e independencia absoluta de todo el universo. Desde aquellos lejanos días de la transición he tratado de juzgar políticamente a las personas por lo que hacen y no por lo que dicen. Los hechos definen a las personas. Una organización que mete a un ciudadano en un agujero durante año y medio, aunque hable de la libertad del pueblo vasco, es una cuadrilla de nazis. Un Gobierno de derechas que entra a saco en la legalidad y cree que el poder, las normas y la propia voluntad forman un todo es un Gobierno fascista por mucho que se adorne con una ingeniería parlamentaria. Un periodista que clama por la libertad de expresión y no duda en dictar juicios sumarísimos contra gente honorable sin apelación ni defensa es una sabandija que en una situación propicia también mandaría fusilar. Un moralista público, ángel exterminador, líder de opinión que está a todas horas blandiendo el látigo contra la corrupción, los escándalos y vicios humanos pero cambia la cocina y el cuarto de baño sin permiso de obras, no paga las multas de tráfico ni guarda la cola en el cine está también corrompido hasta el blando del hueso. Aquel amigo mío que clamaba por la independencia de su patria obliga ahora a su hija a volver a casa antes de medianoche.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_