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Críticas dispares al terminal aéreo diseñado por Pelli en Washington

El pasado domingo se inauguró la nueva terminal del aeropuerto de Washington D.C., una estructura cuyo diseño firma el arquitecto argentino afincado en Estados Unidos Cesar Pelli. Por ser un escenario clave en las comunicaciones de la capital política de EEUU, la nueva terminal se esperaba con gran expectación. Las reacciones han sido dispares: el especialista en arquitectura de The New York Times Herbert Muschamp le ha dedicado una ácida crítica en tono de mofa absoluta, mientras que a los de Washington parece gustarles.El National Airport (uno de los dos que existen enila capital) era hasta ahora una discreta estructura de aspecto ministerial levantada en los años 40. Por 450 millones de dólares (unos 70.000 millones de pesetas), Cesar Pelli le ha añadido una terminal de 480 metros de largo flanqueada por altísimas cristaleras que culminan en 54 bóvedas de metal.

A Muschamp esto le recuerda el mercado de Les Halles en París, pero en malo, y además se queja de que la abundancia de locales comerciales asemeja la terminal a un centro comercial. En los pasillos se han colocado además trabajos de 30 artistas de EE UU. "Lo más preocupante no es la comercialización del espacio público" escribe Muschamp, "sino que el edificio no consigue llegar a lo que aspira por sí mismo".

A la medida del usuario

Sin embargo para el influyente diario local The Washington Post, que ha dedicado gran cobertura, a la renovación, se trata de poco menos que una obra maestra medida a la escala perfecta del usuario. "El romance del transporte aéreo ha recibido su deuda arquitectónica en Washington", aseguran."Me gustan las terminales con mucha luz, espaciosas, que te hacen sentir cómodo", declaró Pelli a ese diario. "La mayoría de los aeropuertos están diseñados para las aerolíneas, y la gente es sólo un estorbo. Lo más importante dentro de un aeropuerto es el sentido de la orientación y poder ver el cielo y las nubes".

La terminal de César Pelli no se ha construido para aumentar el tráfico en el aeropuerto de Washington (una discreta cifra de 45.000 pasajeros diarios) sino que tenía, como han reconocido los propios responsables, un fin de confort y estética.

Cesar Pelli, de 70 años, llegó a EEUU desde su Argentina natal y después de formarse en la Universidad de Illinois entró a trabajar en el estudio de Eero Saarinen en los años 50, participando en el diseño de la famosa terminal de la TWA del aeropuerto Kennedy de Nueva York. Entre sus obras posteriores se cuenta el ayuntamiento de San Bernardino (California), el Pacific Design Center de Los Angeles y la embajada de EEUU en Tokio. Es catedrático de arquitectura en la universidad de Yale y en 1995 obtuvo la medalla de oro del Instituto Americano de Arquitectos.

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