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Entrevista:

"Todos tendremos siempre hábitos insanos"

Javier Sampedro

Santander La bioética suele saltar a las páginas de los periódicos de la mano de noticias sensacionales: mamíferos clonados, genes manipulados, madres que también son abuelas de sus hijas. Pero los expertos en bioética, como el médico e historiador Diego Gracia, están más preocupados por cuestiones infinitamente más comunes y terrenales: la gestión racional de los presupuestos sanitarios, la educación de médicos y pacientes o la toma de decisiones sobre la vida y la muerte al pie de una cama de hospital.

Diego Gracia (Madrid, 1941), discípulo de Zubiri, heredero de la cátedra de Pedro Laín en la Universidad Complutense y director del Instituto de Bioética,acaba de impartir un curso sobre esa cuestión en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander (UIMP).

Pregunta. Mucha gente tendría dudas sobre cuál es la final¡-. dad del arte abstracto ,pero muy poca las tendría sobre cuál es la. de la medicina. ¿Está esto último tan claro como parece?

Respuesta. No. Tendemos a, pedirle a la medicina más de lo que puede dar. Pensamos que vamos a eliminar la enfermedad de la faz de la tierra y que la vida, humana se prolongará indefinidamente. Esto es una utopía, un deseo inconsciente e irracional de la sociedad. Hay que plantearse cuáles son los fines racionales, lógicos. El objeto de la medicina no puede ser prolongar la vida a toda costa.

P. ¿Son los médicos conscientes de cuáles son sus objetivos?

R. Tanto los pacientes como los médicos deben, reeducarse para limitar los deseos irracionales de vivir indefinidamente. Pero es la sociedad la que presiona al sistema sanitario con unas expectativas irrealizables.

P. ¿Qué es la salud? .

R. La capacidad de llevar a cabo el proyecto de vida que uno se marca. De la salud y la enfermedad hay que dar una definición más biográfica que biológica. Si yo quisiera ser piloto de aviación, o correr los cien metros como Donovan Bailey, me tendría que considerar, un enfermo por el hecho de ser miope o por mi falta de capacidad pulmonar. Como lo que quiero ser es un profesor de universidad, me considero una persona sana.

P. ¿Qué se le puede pedir entonces a la medicina?

R. Que nos dé una vida satisfactoria durante una cantidad suficiente de años para cumplir nuestro proyecto, sea éste estudiar, conocer, tener una profesión, criar unos hijos, escribir unos libros,el que sea. Pero, una vez cumplidos esos objetivos, uno tiene que saber autolimitarse en las exigencias que hace al sistema sanitario. Ésta es la conclusión general de un proyecto internacional en el que hemos participado 17 países durante cinco años, y que presentamos hace unos meses en el informe Goals of Medicine.

P. Ahora parece que ya nada es pecado, salvo tener un alto índice de ácido úrico.

R. Pues si, y es una actitud muy peligrosa. Piensan que prohibiendo todo hábito insano se llegará a la utopía. Pero todos tendremos siempre hábitos insanos: el que no fuma es sedentario, o come demasiadas grasas, o tiene estrés. Todos infringimos las normas, y eso es normal,, porque la, vida también es transgresión. Por supuesto, hay que ilustrar a las personas para que sepan el riesgo que corren, pero son ellas las que tienen que integrar eso en su proyecto de vida y decidir si les merece la pena o no.

P. Cada vez se pueden aliviar más dolencias. ¿Dónde poner el límite del gasto sanitario?

R. En el caso de la sanidad pública,. el límite lo pone el Parlamento en los Presupuestos Generales. Lo importante luego es que la escasez se distribuya por igual entre todos los ciudadanos: que no se discrimine a una Comunidad de otra, a los listos de los tontos, etcétera.

P. ¿Por qué los Estados rechazan la eutanasia?

R. Es una actitud prudente. Aprobar la intervención directa en el cuerpo de otra persona para poner fin a su vida puede ser muy peligroso, porque se empieza por ahí y no se sabe dónde se acaba. Además, hay otro, procedimiento más adecuado: respetar la voluntad de los pacientes cuando éstos no quieren que se les siga tratando. Por ejemplo, al paciente que tiene un cáncer avanzado y no quiere ingresar en la UCI se le debe respetar.

P. ¿Aprenderemos a enfrentamos a la muerte?

R. La muerte es un huésped necesario de la vida, y asimilarlo es una asignatura pendiente de nuestra sociedad. En otras épocas se aprendía a morir. Ahora hemos optado por negar la muerte, una postura irracional.

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