ETA libera a Delclaux tras recibir 1.000 millones
Cosme fue abandonado esta madrugada atado a un árbol a unos 40 kilómetros de Bilbao
El abogado y empresario vasco Cosme Delclaux fue liberado esta madrugada en Elorrio, a unos 42 kilómetros de Bilbao. Delclaux, de 34 años, fue abandonado por los terroristas atado a un árbol cerca de esa localidad. Tras una llamada telefónica anónima al diario Egin, la Ertzaintza localizó el lugar en el que se encontraba el liberado, y éste fue conducido a la comisaría de la policía autonómica vasca en Durango. Inmediatamente después, Delclaux se puso en contacto telefónico con su padre, Alvaro Delclaux, y con el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, amigo de la familia. El ministro, tras expresarle su satisfacción, le informó que el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara sigue secuestrado.Según las primeras informaciones, el abogado, hijo de un conocido industrial vasco, se encontraba ligeramente aturdido cuando fue liberado de sus ataduras, hacia la 1.30 de la madrugada de hoy, aparentemente en buen estado de salud, aunque es probable que fuera sedado por sus secuestradores antes de ponerle en libertad. Hacia las tres de la madrugada, Delclaux fue llevado a su casa familiar, en la localidad de Getxo (Vizcaya).
Delclaux fue secuestrado por un comando de ETA el pasado 11 de noviembre, cuando regresaba a su casa tras una jornada de trabajo. La víctima, hijo del presidente de Vidrieras de Álava (Vidrala S. A.) y perteneciente a una de las familias financieras e industriales más conocidas de Vizcaya, fue secuestrada tras salir de su centro de trabajo en la empresa Integra Multimedia, ubicada en el Parque Tecnológico de Zamudio (Vizcaya). Su vehículo, un Seat Toledo, fue localizado por la Ertzaintza dos días más tarde de su desaparición en las proximidades de la localidad vizcaína de Derio. ETA se responsabilizó de su secuestro el 27 de noviembre.
Amenazas de muerte
En marzo pasado, ETA amenazó con matar al rehén si su familia no pagaba el rescate que le habían exigido. Un mes después, según fuentes conocedoras del casó, la familia hizo llegar a los terroristas una primera entrega de 500 millones de pesetas. En mayo se paga ron otros 500.Ambas entregas eran parte de las condiciones de la banda terrorista para la puesta en libertad del secuestrado. Tras la liberación, y según esas condiciones, los Delclaux deberán entregar en varios plazos al menos otros 500 millones, según estiman fuentes de la lucha antiterrorista.
La familia entregó en abril un primer pago de unos 500 millones en billetes de 5.000 pesetas guardados en cajas de cartón. A mediados de mayo, un intermediario depositó otro tanto que formaba la segunda parte del rescate fijado por ETA. Este segundo pago se hizo en una localidad próxima a Bilbao. El dinero fue transportado en el maletero de un coche e igualmente metido en cajas de cartón.
Ahora, una vez concluido el secuestro, sólo falta efectuar la tercera entrega, ya pactada, que totalizará los 1.500 millones exigidos por la banda terrorista, según fuentes próximas a la investigación.
En la madrugada del miércoles 21 de mayo, por encima del seto que rodea la casa de los Delclaux en el barrio bilbaíno de Las Arenas, alguien pudo captar la cara de Tati escrutando el horizonte como si esperase ver aparecer a su hijo de un momento a otro. Tati es el' apodo familiar del padre de Cosme, Álvaro Delclaux, un relevante empresario sumido en la depresión desde hace seis meses. En los últimos días, había recobrado la esperanza. Nadie, sin embargo, se atrevió a recordarle que el empresario guipuzcoano José María Aldaya tuvo que esperar dos meses hasta ser liberado desde el momento en que sus familiares hicieron entrega de la segunda parte del rescate.
Carmen, la madre del abogado, que mantuvo la entereza a lo largo de todo el cautiverio, se derrumbó una vez pasados los dos primeros fines de semana desde el último pago sin que su hijo regresara a casa. A los Delclaux alguien les había dicho que una vez realizado la segunda entrada, el comando que mantenía retenido a Cosme tenía que abandonar el escondite antes de liberar a su hijo. Anoche, por fin, pudieron abrazarle de nuevo.
Hacía apenas un par de semanas que en círculos próximos a los Delclaux había comenzado a transmitirse un anuncio optimista: "Se esperan buenas noticias". Incluso el portavoz de la familia, el abogado Carmelo Renobales, no pudo evitar en privado comentar que "el final está cerca". Fuentes policiales también admitieron que había señales que "indican que los pagos se han hecho".
Pero las fuerzas de seguridad (Ertzaintza, Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil), que habían actuado en este caso sin coordinación y como si de instituciones rivales se tratara, se habían visto burladas en el seguimiento de los contactos mantenidos con la banda. Incluso jornadas antes de la liberación sólo manejaban hipótesis sobre los complicados pasos financieros y las fuentes de obtención del dinero en efectivo para el rescate.
Una parte, al parecer, procedió de la realización de bienes patrimoniales de los Delclaux por medio de operaciones cruzadas y transferencias sucesivas, ideadas para emborronar el rastro. Familiares y personas próximas a la familia también aportaron cantidades, solidaridad que se traduce en la frase de que "el secuestrado podría haber sido cualquiera de nosotros". En algunos medios se especuló con que el abuelo de Cosme, Isidoro, había suscrito una póliza de seguro contra un posible secuestro.
En contra de lo que se dijo en su día, los Delclaux supieron muy pronto que Cosme estaba en poder de ETA. A los tres días del secuestro recibieron una prueba gráfica y los contactos con los intermediarios de la banda se pusieron en marcha de inmediato. La mayor dificultad se produjo cuando el primer negociador de la familia abandonó porque no podía soportar la presión. Desde entonces se han hecho cargo de las entregas personas íntimamente vinculadas a Tati y Carmen, los padres de Cosme.
Conductos seguros
Las cartas de la banda terrorista llegaron a la familia por conductos seguros, a través de una compleja cadena de seguridad, establecida por ETA para garantizar la impunidad del intercambio. Los intermediarios de los Delclaux sólo entraban en contacto con la parte más al descubierto de la red que protege la operación de cobro. En el amplio dispositivo que despliega la banda terrorista trabajan colaboradores, desconocidos por los intermediarios de una y otra parte, dedicados en exclusiva a controlar que cada paso negociador sea seguro. La negociación lleva aparejada la operación escudo ejecutada por un amplio abanico cobertor. Estos "trazadores de pistas falsas", según una fuente policial, aparentan movimientos discretos y establecen contactos inocuos que atraen la atención de las fuerzas de seguridad con el fin de distraerlas del verdadero objetivo.Fuentes informadas han comentado algunos aspectos de la operación que reflejan la forma de actuar de ETA. Estos datos acaban con el mito de los encuentros secretos en el monte con encapuchados o las entrevistas en el sur de Francia.
Actualmente, las complejas negociaciones se desarrollan a veces a la luz del día, en lugares públicos del País Vasco, aunque siempre precedidas de medidas de seguridad y citas intermedias cuyo objetivo es romper cualquier acción de seguimiento.
La prolongación del cautiverio y la frustración de algunos contactos ante la menor señal de peligro han sido la parte más dura de estos seis meses, porque nadie alberga ya dudas de que ETA posee infraestructura suficiente para alargar cualquier secuestro.
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