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La labor de los emigrantes a América, en una muestra de la Fundación Santillana

La exposición reúne en Cantabria documentos, maquetas y fotografías

La Fundación Santillana inauguró ayer, en su sede de la Torre de Don Borja, en Santillana del Mar (Cantabria), la exposición Los cántabros en América (Aventura-presencia-retorno), que, en palabras de su presidente, Jesús de Polanco, pone de relieve la ingente labor de los emigrantes que buscaron una nueva vida en aquel continente. Con Polanco, presidieron el acto el ex presidente de Colombia Belisario Betancur; Miguel Angel Revilla, vicepresidente de la Diputación Regional; Javier López Marcano, consejero de Cultura, y Javier Rosino, alcalde de Santillana.

Polanco hizo la presentación del embajador Alfonso de la Serna quien seguidamente se refirió a aquella gran aventura de la emigración. De la Serna propuso un gran esfuerzo colectivo para escribir el gran libro de los indianos de Cantabria, a fin de levantar acta de aquella gran epopeya callada y modesta en ocasiones,. e impresionante en otras. "Aparte de los mil motivos", dijo Polanco, "que han Illevado a los cántabros a las Indias, estaba la incitación permanente, el estímulo diario de un horizonte abierto: el mar".A lo largo de los últimos tres siglos, asturianos, gallegos y cántabros, principalmente, encabezaron, un denso movimiento emigratorio de España a Iberoamérica. No hay cifras concretas de cuántos hijos de esta tierra participaron en la interminable diáspora que a partir del siglo XVIII prosiguió hasta el actual, aunque ya muy atenuada.

Crisis

El llamado Diccionario de autoridades, editado por la Real Academia Española a mediados del siglo XVIII, mostraba al indiano como "el sujeto que ha estado en las Indias y después retornó a España". Superada la segunda mitad de aquella centuria, mientras los comerciantes de Santander protagonizaban un periodo de expansión que duraría varias décadas, la situación de crisis era notoria en el medio rural cuya población, según recuerda el profesor García Castañeda en su obra Los montañeses pintados por sí mismos, crecía más que los recursos y la producción. Los campesinos veían transcurrir los días mano sobre mano y la propiedad estaba cada vez más fraccionada y peor repartida debido al aumento de la natalidad; los ganaderos fomentaban el abandono de las fincas baldías y la situación, convulsionado el país por conflictos civiles y coloniales, inducía al emprendimiento de la aventura americana. Miles de jóvenes cántabros se enrolaron en aquella epopeya al convertirse en indianos.Con su exposición, abierta anoche en la Torre de Don Borja, riquísima en piezas de todo tipo, la Fundación Santillana reabre unas páginas nunca olvidadas de la historia regional para acercarnos al éxodo, presencia y retorno a la tierra nativa de miles de sus habitantes. Fotografías y maquetas de las fragatas y vapores que les llevaron a Iberoamérica, imágenes de las vírgenes autóctonas que allí adoraron, fotos y planos de escuelas, hospitales, iglesias, puentes y caminos vecinales que a su vuelta hicieron construir en su pueblo rivalizando en filantropía reanimarán los recuerdos de los visitantes de esta muestra acerca de la odisea de aquellos antepasados.

Juicios dispares

Escritores costumbristas como José María Pereda y Manuel Llano, entre otros, han abordado la historia de aquella aventura aunque los juicios sean a veces despectivos. José Gutiérrez Solana, pintor y escritor, mostró. su desdén hacia los indianos al " verles reunidos en la bolera jugando en mangas de camisa aunque haga más calor para dárselas de pollos, petulantes que llevan un pedruzco de brillante en la sortija, gastan faja y tienen tipo de patanes y tenderos".

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