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"El sistema de mercado es el más dañino"

Extracto de una de las últimas entrevistas ofrecidas por Cousteau

En una serie de entrevistas con personajes célebres para resumir el siglo XX se incluyó una conversación de Cousteau con el periodista Nathan Gardels en septiembre de 1996, una de las escasas declaraciones del oceanógrafo en el último año. Éstas son, muy extractadas, algunas de las ideas lanzadas entonces por el explorador."Los seres humanos han hecho probablemente más daño a la Tierra en el siglo XX que en toda la historia", dice Cousteau. "El daño ha sido provocado por dos motivos fundamentales: el crecimiento demográfico disparado combinado con los abusos de la economía. Hay 5.600 millones de personas. En el 2050 habrá 10.000 millones. Es el factor clave".

"El sistema de mercado, como en el que vivimos hoy, es lo que más daño hace al planeta, porque todo tiene un precio, pero nada tiene valor. Como el largo plazo no tiene precio en el mercado actual, el destino de las futuras generaciones no se tiene en cuenta en la ecuación económica. Debido a esta enorme confusión entre precio y valor, hay una irrealidad fundamental en la vida económica actual. Se ha convertido en una abstracción. El sistema de mercado cada vez se vuelca más en cosas que no existen en lugar de en cosas que existen. No sólo estamos destruyendo la diversidad de las especies de la selva tropical o del mar que se fueron formando a lo largo de milenios, sino que estamos liquidando el futuro por el beneficio rápido".

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"El casquete polar, por poner un ejemplo, se derrite actualmente como consecuencia del calentamiento global. Eso se debe a la combustión de combustibles fósiles a un precio que no incluye el valor del casquete polar para mantener una temperatura estable y el nivel del mar, que es lo que hace que la vida en las costas de este planeta de agua -donde se concentra la mayor parte de la población- sea una proposición viable. La lista de ataques al planeta debido al cálculo a corto plazo es muy larga: residuos radioactivos, proliferación de armas nucleares, mercado negro de material fisible, construcción en cuencas fluviales, incidencia de proyectos como el de la presa de Asuán en el ritmo de las estaciones, las catástrofes químicas de Bhopal y Seveso. La erosión del suelo y la extendida contaminación de los mares son formas aún más perniciosas de degradación ambiental. El dinero es un maravilloso instrumento de cambio, pero es una terrible amenaza para el planeta. Lo que el mercado produce hoy es cordura al por menor y locura al por mayor".

Sobre las costumbres antiecológicas de los ciudadanos de hoy, Cousteau se pregunta:"¿Cómo puede un individuo controlarse a sí mismo cuando se le está instando desde por la mañana hasta por la noche para que compre cosas que no necesita? Hice un experimento por mi cuenta. Un día en París, en invierno, salí a las 7 de la mañana y volví a casa a las 7 de la tarde. Tenía un contador. Cada vez que algún anuncio me invitaba a comprar algo que no necesitase, pulsaba un botón. En total 183 veces al final del día. ¿Cómo puede uno controlarse cuando a cada momento le están machacando con el mensaje: 'Compre esto y las mujeres caerán en sus brazos'? Disculpo al pobre tipo que se compra todas esas cosas que no necesita. ¿Cómo puede resistirse? Es una obligación de la sociedad, no de la persona como individuo, controlar este consumismo destructivo".

"Después de la guerra fría, necesitamos otra clase de revolución, una revolución cultural, un cambio fundamental en la forma de pensar. Por eso ponemos nuestras esperanzas en la juventud y en la educación. Hoy nadie parece asumir la responsabilidad del futuro. ¿Por qué? La gente carece de información objetiva. Los gobiernos están sujetos a preocupaciones electorales a corto plazo. Los hombres de negocios deben responder de su salud financiera en revisiones trimestrales".

"Mitterrand fundó una comisión en 1993 para defender los derechos de las futuras generaciones de la que yo fui presidente. Pero dimití en 1995, cuando el presidente Jacques Chirac reanudó las pruebas nucleares francesas. Mi opinión era que sólo se puede defender el futuro en un clima de tolerancia que es incompatible con la amenaza nuclear".

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