La UE pide a Castro respuestas sobre la democratización de Cuba

La Unión Europea (UE) presentará "formalmente" a las autoridades cubanas la posición común que adoptó el pasado diciembre sobre la democratización del régimen de Fidel Castro. Esta iniciativa se produce al constatar que desde hace seis meses " no se ha registrado ningún cambio sustancial de la situación en Cuba, ni en el ámbito político ni en el económico". Los Quince pretenden que el Gobierno de La Habana también les "responda formalmente" y "abrir discusiones sobre el formato y agenda del futuro diálogo".Ésta es la principal propuesta del informe discutido en el Comité Político de la UE el día 22, al que accedió EL PAÍS. La posición adoptada en diciembre obligaba a la UE a un examen semestral de la situación. El informe, elaborado sobre la base de los relatos de los embajadores europeos en Cuba, y sometido a una ronda de enmiendas, está ya bastante consensuado, aunque se ha abierto una segunda ronda de enmiendas antes de su, aprobación por el Consejo de Ministros, probablemente el próximo 26 de junio.

La segunda iniciativa estriba en enviar a Cuba una misión de expertos que analice las perspectivas y resultados de la reforma económica" y los problemas para financiar la deuda, así como que Identifique "los cuellos de botella económicos específicos sus posibles soluciones". Esta misión obedece al deseo de lo embajadores de iniciar el diálogo político "en un nivel meramente técnico, para evitar enfrentamientos ideológicos" y pode suscitar así la confianza mutua pero Alemania, Reino Unido, Irlanda e incluso Suecia prefiere aplazar su envío.

Francia es el país más reticente a apretar las tuercas. Suecia aún más flexible, insiste en "crear una atmósfera de confianza y no-enfrentamiento" que conduzca a "negociar un acuerdo de cooperación". Todos hacen hincapié en intensificar e diálogo, tanto con las autoridades como con la sociedad cubana: su mundo económico, iglesias, "organizaciones de masa del régimen", sindicatos, parlamentarios y "grupos representativos".

España, que en esta ocasión no ha sido particularmente beligerante, quiso rebajar el diálogo con el Parlamento cubano "a un nivel más informal", lo que obtuvo a medias, al borrarse la referencia a la Asamblea Nacional y mencionarse sólo a los parlamentarios. Y presionó, sin éxito para mencionar explícitamente "los disidentes" como interlocutores esenciales.