Clinton: "Kohl simboliza el espíritu del Plan Marshall"
"Para un adolescente en Alemania, la ayuda del Plan Marshall fue la mano generosa que levantó a su patria del ruinoso pasado. Aquel adolescente todavía recuerda los camiones norteamericanos por el patio de su escuela, llevando una sopa que calentaba los corazones y las manos. Ese chico creció y se convirtió en un apasionado campeón de la libertad y la unidad en Europa, y en un gran y querido amigo de Estados Unidos. Fue el primer canciller de la Alemania libre y unificada. En su vida y en su trabajo, Helmut Kohl ha venido a simbolizar tanto la sustancia como el espíritu del Plan Marshall. Gracias".
El presidente norteamericano, Bill Clinton, trasladó ayer su mejor estilo, el que le ha hecho ganar dos elecciones, a la otra orilla del Atlántico para tocar el corazón de unos dirigentes europeos que empezaron mirándole por encima del hombro para luego admirarle y envidiarle.Además de hacer llorar al corpulento Kohl, con el que tiene pantagruélicos almuerzos de confraternización cada vez que el canciller viene a Washington, en su discurso de la conmemoración del 50º aniversario del Plan Marshall, Clinton colocó con habilidad a Estados Unidos en el centro de la política europea y trazó un horizonte en el que se entrelazan los destinos del Viejo y del Nuevo Continente.
La visión de EE UU de ser "lanación indispensable" en la escena internacional -a falta de la elaboración de una auténtica política exterior después del final de la guerra fría- se concretó en un mensaje autocrítico con los errores aislacionistas del pasado: "Hoy afirmo a los europeos, como lo hizo el general Marshall hace 50 años: Estados Unidos está con vosotros. Hemos aprendido las lecciones de la historia. No os abandonaremos".
El 5 de junio de 1947, George Marshall trazó el objetivo de luchar "no contra ningún- país o doctrina, sino contra el hambre, la pobreza, la desesperación y el .caos". Ayer, en La Haya, Bill Clinton aseguró que la Europa del siglo XXI será una Europa mejor, porque será libre y estará unida "por las posibilidades de paz, no por la fuerza de las armas", pero. eso no quiere decir que se puede bajar la guardia. . "Aunque los muros hayan caído, se mantienen las dificultades",advirtió el presidente norteamericano, para enumerar después la lista de riesgos que, en su opinión, acechan aún a los europeos: la construcción política y económica de los países que han estrenado libertad hace poco, la vulnerabilidad de los que temen al cambio, los llamamientos del "nacionalismo extremista, del odio y de la división" y los peligros comunes para todos: las armas de destrucción masiva, el terrorismo, la delincuencia organizada y la degradación del medio ambiente. Desde el punto de vista de EE UU, las relaciones con Europa se encuentran en un excelente momento. Washington ha jugado a fondo sus cartas con Moscú para suavizar el trago de la ampliación de la OTAN y la discrepancia con París sobre el Mando Sur se mantiene en sordina. Otras peleas políticas, a propósito de Cuba, Irán o Libia, se han suavizado en los últimos meses o han perdido intensidad. El desenlace del conflicto de Bosnia acentúa la cordialidad, que no se ve alterada por el hecho de que EE UU siga sin dar juego a Europa en el conflicto de Oriente Próximo.
La eliminación de discrepancias y la unidad a la hora de diseñar la política de seguridad para Europa van acompañadas, desde la óptica norteamericana, de la intensificación de las relaciones comerciales. En ese terreno, pueden surgir más complicaciones, como pone de manifiesto el conflicto suscitado por la Comisión Europea a propósito de la fusión de Boeing y McDonnell Douglas y la voluntad de la Administración norteamericana de abrir guerras comerciales para defender su economía. La UE aprovechó ayer para pedir nuevamente a EE UU que modifique la ley Helms Burton, que castiga las inversiones europeas en Cuba.
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