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NACE EL NUEVO CONGO

Médicos sin Fronteras acusa a la de 'limpieza étnica' contra los hutus

Enric González

Unos 190.000 refugiados ruandeses de la etnia hutu han desaparecido en la profundidad de las selvas congoleñas y otros muchos han muerto de hambre o asesinados por las fuerzas del nuevo presidente, Laurent Kabila, y por soldados del nuevo régimen dominado por los tutsis en Ruanda, según un informe publicado ayer por la organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF). En el informe se afirma que Kabila ha establecido "una estrategia deliberada dirigida a la exterminación de todos los refugiados ruandeses, incluidos mujeres y niños", y que sus soldados asesinaron a varios miles de personas cerca de la frontera angoleña.

MSF estima que unos 340.000 ciudadanos ruandeses permanecen todavía en el territorio de la República Democrática del Congo (antiguo Zaire), desde el éxodo provocado por el genocidio y la guerra civil de 1994.Según el informe, en el que han colaborado todas las secciones nacionales de MSF, el segundo éxodo ruandés comenzó a principios de noviembre pasado, cuando los combates entre las tropas de Kabila y el Ejército regular de] hoy depuesto presidente Mobutu alcanzaron los campos de refugiados establecidos alrededor de Goma y Bukavu, cerca de la frontera de Ruanda. De los más de 1,2 millones de personas que vivían en esos campos, casi 900.000 optaron por regresar a su país. Los otros emprendieron ruta hacia el interior del Congo y, en algunos casos, caminaron durante semanas hasta 1.500 kilómetros (la distancia entre Madrid y Bruselas) a través de una selva espesa y sin apenas alimentos.

Hacia mediados de diciembre, afirma MSF, unos 160.000 refugiados reaparecieron y fueron reagrupados en dos nuevos campos, Tingi-Tingi y Amisi (extremo noreste del país), donde la mala alimentación y las carencias sanitarias causaron unas 20.000 muertes. En febrero, los refugiados de ambos campos volvieron a ser dispersados por los combates. Entre el 21 y el 24 de abril, unas 85.000 personas que se habían dirigido hacia Kisangani (en la región de Alto Zaire, al norte del país) fueron atacadas por soldados ruandeses. El número de muertos no pudo ser determinado y se produjo una nueva dispersión. El 26 de abril, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, acusó a Kabila de proyectar la lenta exterminación" de los refugiados hutus de Ruanda. La comisaria europea Emina Bonino afirmó a su vez que la región se había convertido en "un enorme matadero".

El informe recoge la declaración efectuada por un jefe militar de Kabila a responsables de MSF: "Todos los ex FAR [Fuerzas Armadas Ruandesas del antiguo régimen hutul e interahamwes [milicias civiles que dirigieron el genocidio de los tutsis] debían ser eliminados, es lamentable que utilizaran a mujeres y niños como escudos". MSF afirma que en estos momentos la situación "sólo puede ser calificada de dramática" dadas las dificultades de las organizaciones humanitarias para acceder a los refugiados.

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