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Greenpeace paraliza un barco cargado de carbón en aguas de Mallorca

Campaña para promover la energía solar

Francisco Peregil

El Sirius, uno de los siete barcos de Greenpeace, paralizó ayer durante cuatro horas la llegada a Mallorca del barco Puerto de Alcudia II, cargado con 4.500 toneladas de carbón. José Luis García, responsable del proyecto Greenpeace Solar, encaramado al puente del Sirius anunciaba lo siguiente al capitán: "Somos miembros de Greenpeace. Acabamos de enviar hacia su barco tres lanchas para impedir que el cargamento de carbón llegue a la central térmica de Es Murterar. Esta acción se enmarca dentro de una campaña en el Mediterráneo; vamos en contra de la generación de dióxido de carbono, que es el gran responsable de los cambios climáticos. Dicho esto, pretendemos que ustedes vuelvan hacia Tarragona. ¿Tienen alguna respuesta?".

Si me da los litros de gas oil necesarios, podemos empezar a discutir, si es que tiene usted autoridad para obligarme a dar la vuelta. Cambio -respondió el capitán del Puerto de Alcudia II

-Nuestra autoridad es la defensa del medio ambiente. Cambio.

-Yo tengo instrucciones para que el barco llegue a su destino y el barco va a llegar a su destino. Cambio.

-Bueno, pues dos personas se van a lanzar al agua, usted verá si pone en riesgo sus vidas. Cambio.

-Tenga en cuenta que el barco no se puede detener inmediatamente aunque yo quisiera. Y la responsabilidad será en todo caso de quien emprenda la acción. Ahora le ruego que cambie de canal, porque necesito hablar con las autoridades. Cambio.

José Luis García colgó y comenzó a traducir el diálogo al capitán del Sirius, Ulf Birgander, un sueco de 45 años calzado con chanclas, gafas de sol y pendiente en la oreja.

Dos hombres se lanzaron al agua y el barco que iba hacia ellos cambió su rumbo. Un minuto después, ante el acoso de las tres lanchas de Greenpeace, paró. Y entonces, en el puente del Sirius, José Luis García levantó el brazo en señal de victoria. Pero al rato el Puerto de Alcudia II arrancó de nuevo. A 100 metros de distancia los dos buzos de Greenpeace se arrojaron al agua con una pancarta donde se leía: "Stop CO2" (CO2, es la fórmula química del dióxido de carbono, que se genera, entre otras muchas causas, por la combustión del carbón en las centrales térmicas).

Algún periodista de los que viajaban en el Sirius había propuesto que en vez de esa pancarta llevaran otra con la palabra "Quietooor", pero ahora no había tiempo para bromas. Con el agua al cuello, los dos buzos de Greenpeace veían cómo un barco de unos 90 metros de largo por 15 de ancho se aproximaba hacia sus cabezas. Sin parar. Les pasó rozando y uno de ellos tuvo que impulsarse con una pierna en el Puerto de Alcudia II para que no le arrollara.

Las tres lanchas continuaron zumbando como moscas alrededor del carguero. Y a las dos de la tarde el carguero paró.

Desde el Sirius, José Luis García intentó hablar por teléfono con algún responsable de la compañía Gas y Electricidad Sociedad Anónima (GESA), que abastece a las Baleares. Pero el único que respondió en GESA. era el responsable de centralita, quien se excusó porque durante un puente no había nadie más que él, y él no tenía capacidad de respuesta.

Mientras, los ecologistas colgaban del carguero una pancarta en mallorquín que decía: "Meny carbó i mes solar". Greenpeace pretende que al instalar placas solares en los techos de las casas se pueda conectar la energía sobrante a la red eléctrica y vendérsela a la compañía como ocurre en Suiza, Japón y Estados Unidos. En España esto se puede hacer, pero, según los ecologistas, las eléctricas ponen muchas trabas, el Gobierno no subvenciona estos proyectos y cuando alguien se decide a emprenderlo, el dinero al que se le paga el sobrante de energía es muy poco en relación al que se paga en otros países.

Patrullera de la Marina

A las tres de la tarde se interpuso entre el Sirius y el Puerto de Alcudia II una patrullera de la dirección de la Marina Mercante que tomó fotos del Sirius. Y desde la capitanía de Alcudia se advirtió al Sirius:

-Están ustedes infringiendo el artículo 112 de la Ley española de Puertos. Aténganse a las consecuencias. Cambio.

-Y GESA -respondió José Luis García- infringe las leyes de medio ambiente. Cambio.

-Si no deponen su actitud enviaremos a la Guardia Civil. Cambio.

Una hora más tarde la Guardia Civil no llegaba. Pero ante la posibilidad de que se echara la noche encima y se pudiera producir un accidente, José Luis García optó por llamar a la capitanía de Alcudia y decirles:

-Paramos la acción. Tanto GESA como el Gobierno balear y los medios de comunicación saben ya cuál es nuestra intención. Y no deseamos poner en peligro la vida de nadie.

-Bien, pues dígale al capitán del Sirius que ahora deberá afrontar las consecuencias legales. Corto y cierro.

El capitán, con cinco años de experiencia en Greenpeace y un día de hospedaje en la cárcel por detener a un submarino nuclear en el Reino Unido, se encogió de hombros. Los servicios jurídicos de Greenpeace se encargarían de sacarle de apuros.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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