La fiscalía se querella por delito ecológico contra una mina que daña el rio Guadarrama
La Fiscalía de Madrid ha presentado una juerella por delito ecológico contra la Sociedad Minera del Guadarrama, situada en el término municipal de Galapagar. Le acusa de contaminar el río Guadarrama con vertidos ilegales y de remover tierra para extraer minerales como estaño, titanio y metales raros, en un enclave de alto valor "ecológico y paisajístico". Esta sociedad funciona desde 1992 sin la preceptiva licencia municipal, y su dueño ha hecho caso omiso a las reiteradas peticiones de los ayuntamientos de Galapagar y Las Rozas para que cese en su actividad y no deteriore más ese entorno.
El área de Medio Ambiente de la fiscalía ha presentado la querella contra el administrador único de la sociedad, Antonio Lozano, de 62 años, ante un juzgado de Villalba. El fiscal solicita al juez que le cite a declarar, pida sus antecedentes penales y ofrezca a los citados ayuntamientos la posibilidad de personarse como acusación en las diligencias. El delito ecológico está castigado con penas de entre seis meses y cuatro años de cárcel. La mina se avista desde la carretera que une Las Rozas con Galapagar, a unos ocho kilómetros de esta última población.La fiscalía recuerda al juez que Minera del Guadarrama solicitó al Ayuntamiento de Galapagar, el 29 de julio de 1988, una licencia para construir una nave en ese terreno (4.200 hectáreas; 88 de ellas dedicadas a la mina), petición que reiteró un mes después. Antes de recibir esa segunda petición, el Ayuntamiento acordó, por unanimidad, denegar la solicitud. Justificó su negativa en el alto valor ecológico de la zona y en el deterioro que supondría para su orografía construir allí una nave y una mina a cielo abierto. Lozano, según el fiscal, hizo caso omiso y la construyó.
En el proceso de explotación, primero se extrae la tierra del monte y se lleva hasta una nave. Allí se mezcla con agua y se distribuye, a través de cañerías, a 11 mesas, en las que se cierne la tierra para separarla de los metales. El agua empleada se canaliza después hasta unas balsas de decantación, y de éstas se vierte a un arroyo que pasa por el lugar, denominado El Pontón. Finalmente, y tras recorrer casi un kilómetro por este arroyo, desemboca en el Guadarrama. El agua que llega al río, según el fiscal, presenta "un color lechoso". El Ayuntamiento de Galapagar, ha comunicado por activa y por pasiva a esta industria que carece de licencia para remover tierra en esa zona protegida, pero Lozano nunca ha hecho caso. El Ayuntamiento de Las Rozas también ha intentado, sin éxito, detener su actividad. Incluso ha denunciado la situación ante la Consejería de Medio Ambiente.
La Confederación Hidrográfica del Tajo autorizó el vertido de aguas de la mina al Guadarrama, siempre y cuando las partículas sólidas en suspensión contenidas en el agua no excediesen los 20 miligramos por litro. Dos análisis efectuados a los vertidos, el 12 de septiembre de 1995 y el 15 de noviembre de 1996, revelan que esta mina no ha respetado ni de cerca esas limitaciones. La primera muestra arroja la existencia de casi 100 gramos de sólidos en suspensión por litro de agua, y la segunda, casi 44. Además, el porcentaje de arena que se sedimenta en el fondo del río supera con amplitud el límite legal.
Lozano explicó ayer a EL PAÍS: "Esta mina no contamina en absoluto, pues no utilizamos ningún producto químico. Es más, el agua que vertemos al río está más limpia que cuando la extraemos, ya que pasa por balsas de decantación que la filtran", informa "Todolo que hay aquí", asevera, . les legal, pues tengo un permiso de Industria y otro de la Confederación del Tajo, en el que consta que esta explotación no contamina el río". Lozano, que lleva toda su vida dedicado a la minería, en países como Rusia, Suráfrica y Brasil, recordó ayer cómo descubrió el yacimiento: "Conducía por esa carretera, de camino hacia El Escorial, para visitar a una querida, miré el terreno y mi olfato me dijo que ahí había oro; empecé a trabajar y di con él".
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