El noruego Sverre Fehn obtiene el Premio Pritzker de Arquitectura de este año

El arquitecto noruego Sverre Fehn, de 72 años, ha obtenido el Premio Pritzker, que hoy hará público en Los Ángeles la Fundación Hyatt, al reunir en su obra "una fascinante y emocionante combinación de formas modernas atemperadas por la tradición escandinava". Es la primera vez que este Nobel oficioso de la arquitectura -concedido en su última edición al español Rafael Moneo- se otorga a un escandinavo. La entrega del premio, dotado con 100.000 dólares (14 millones de pesetas), se realizará el 31 de mayo en el Museo Guggenheim de Bilbao, una obra de Frank Gehry, premio Pritzker 1989.

La ceremonia de entrega se va a celebrar en un edificio en construcción, como ocurrió el año pasado con Rafael Moneo en las obras de la Fundación Getty en Los Ángeles, proyectada por otro titular del Pritzker, el neoyorquino Richard Meier (1984). En el caso del arquitecto de Oslo, los espectaculares volúmenes ondulantes forrados de titanio del museo vasco serán el escenario insólito en que se premiará una obra romántica y escueta, que ha atravesado largos periodos de sombra, y que sólo en la última década ha obtenido reconocimiento para su autor, un constructor intimista de espacios integrados en la naturaleza helada de los países nórdicos.La adjudicación del Prikter a Sverre Fehn tuvo una muy favorable repercusión en los países nórdicos. El arquitecto Olof Hultin, crítico de arte y director de la Revista Sueca de Arquitectura, considera que es un motivo de satisfacción y hace justicia a la trayectoria de Fehn. "Sverre Fehn es un arquitecto muy original, con una producción no muy extensa, pero muy apreciado por sus colegas en todo el mundo".

A sus 72 años, Fehn mantiene vivas sus inquietudes tanto en el plano de la creación como en la docencia, que ejerce desde 1971 en la Escuela Superior de Arquitectura de Oslo. Varias de sus obras en proyectos obtenidos casi siempre en concursos con arquitectos de todo el mundo han contribuido a su conocimiento más allá de las fronteras de su país y a darle una aureola que, en el caso de un arquitecto, queda restringida a círculos especializados. El conocimiento más amplio lo ha logrado con el acceso del gran público a creaciones suyas como el Museo de los Glaciares, el Pabellón de la Exposición Mundial de Bruselas o el de la Bienal de Venecia.

De la misma manera, en la construcción de viviendas destinadas al disfrute de poseedores particulares, Fehn ha logrado, por la originalidad del diseño o el tipo de materiales utilizados, incorporar al acervo común de la arquitectura creaciones como la Casa de Norrköping, en Suecia.

El propio Fehn ha definido su concepción de la arquitectura: "No basta con ser un buen arquitecto", ha dicho. "Si no se tiene la posibilidad de expresar una idea poética en estructuras, se pierde la verdadera función de la arquitectura. La estructura es el lenguaje, una forma de expresión de sí mismo y de lograr un equilibrio entre el pensamiento y el, lenguaje. De la misma manera que un escritor necesita una idea estructural básica para su historia, el punto de partida del diseño de cada construcción debe basarse en una construcción poética. La mayor de las historias, la mayor construcción poética, es la historia de la vida después de la muerte. Las grandes creaciones de la arquitectura están relacionadas con la muerte como lo prueban las catedrales góticas, las iglesias en general y las pirámides".

Para Fehn, la relación entre la casa y la naturaleza es esencial y en Noruega se acentúa las características de una arquitectura dom nada por la sobriedad y cierta escasez de recursos materiales.