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Entrevista:

"La contaminación química daña la inteligencia humana"

Hace poco más de un año el libro Nuestro futuro robado conmocionó a la sociedad norteamericana al revelar al gran público que al menos 51 compuestos químicos sintéticos pueden estar trastornando el sistema hormonal del ser humano, con los consiguientes riesgos para su salud. Coincidiendo con la publicación esta semana de la edición española de esta obra (EcoEspaña Editorial), uno de sus autores, el biólogo norteamericano John Peterson Myers (Baltimore, 1949) ha viajado hasta Barcelona para recoger el premio internacional Vida Sana.Pregunta. ¿Cuáles son las sustancias químicas sintéticas más peligrosas para el sistema hormonal humano?

Respuesta. No se sabe todavía con certeza ya que no se han examinado sistemáticamente los efectos hormonales de la gran mayoría de las 100.000 sustancias sintéticas presentes en el mercado. Aún así, se han identificado ya 51 compuestos que sabemos que alteran el sistema hormonal humano. De éstos, los únicos estudiados con cierta profundidad han sido algunos organoclorados muy extendidos por todo el planeta como los refrigerantes PCBs, el insecticida DDT o las dioxinas.

P. ¿Cómo actúan estas sustancias al penetrar en el cuerpo?

R. Interfieren el funcionamiento hormonal mediante alguno de estos tres mecanismos: suplantando a hormonas naturales como los estrógenos o los andrógenos; bloqueándo su acción o simplemente incrementado o disminuyendo sus niveles. [Las hormonas son mensajeros químicos que se desplazan por la corriente sanguínea transportando mensajes que accionan la actividad de los distintos órganos].

P. ¿Qué efectos tienen estas alteraciones sobre la salud?

R. Queda todavía mucho por investigar, pero existen serios indicios de que estos disruptores hormonales están detrás del incremento de cánceres de origen hormonal, como los de mama o testículos, así como de la degradación de la fertilidad masculina que revela la disminución del número de espermatozoides. Me preocupa especialmente también el daño que estas sustancias están causando en el sistema inmunológico y en la inteligencia humana.

P. ¿En la inteligencia humana?

R. Sí, varios estudios recientes han detectado que hijos nacidos de madres que habían comido en los años anteriores al parto pescado contaminado con PCBs han desarrollado un coeficiente intelectual inferior a la media, han aprendido a leer con hasta dos años de retraso y padecen trastornos neurológicos infantiles como la hiperactividad o la falta de atención. Lo más grave es que los niveles de contaminación capaces de causar estos daños son habituales en Estados Unidos y en Europa y en algunos casos incluso cumplen con la legislación ambiental.

P. ¿Cómo es esto posible?

R. Porque la normativa sobre contaminantes ha sido diseñada pensando exclusivamente en los adultos y en la prevención directa del cáncer. No se ha tenido en cuenta que concentraciones de sustancias contaminantes muy inferiores a las que causan cáncer en adultos son suficientes, en cambio, para provocar trastornos hormonales en un feto, y con ello daños en principio invisibles pero devastadores a medio plazo en su cerebro y otros órganos para cuya correcta formación es clave la acción hormonal.

P. Sin embargo, compuestos como los PCBs o el DDT están ya prohibidos...

R. Sí, pero sus efectos todavía los padecemos dado su carácter persistente y bioacumulativo. Además, entre el 60% y el 80% de los PCBs siguen en uso comercial pese a que su fabricación está prohibida. En el caso del DDT de poco sirve prohibirlo en Occidente si se continúa utilizando ampliamente en países del tercer mundo como India, que no dispone de ningún otro insecticida eficaz para luchar contra la malaria.

P. ¿La acción de los disruptores hormonales puede afectar también a la orientación sexual de una persona?

R. Sí, en algunos casos. Dos estudios sobre los efectos de un estrógeno artificial como el dietilestilbestrol (DES), una medicamento administrado durante décadas para prevenir problemas durante el embarazo, han encontrado que entre las hijas de las mujeres que lo tomaron hay mas lesbianas que entre las mujeres que no fueron medicadas con él. Sin embargo, no hay de momento evidencia de que otras sustancias químicas sintéticas tengan este mismo efecto.

P. ¿Las revelaciones del libro han generado alguna reacción en el gobierno norteamericano?

R. Sí, la Administración Clinton se ha comprometido a revisar la legislación ambiental para proteger a los embriones y a los niños. Además, ha aumentado considerablemente este año los fondos destinados a investigar la acción de los disruptores hormonales.

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