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La oposición de Perú culpa al Gobierno de desencadenar una campaña de intimidación

Juan Jesús Aznárez

Acontecen en Perú extraños sucesos. Al robo de la escoba de Fray Martín de Porres y de la mandíbula plateada de Santa Rosa de Lima y de las Filipinas, se suman los ataques sufridos por un diputado izquierdista y un ex ministro de Economía, ex rehenes ambos del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), atrincherado con 72 rehenes desde el 17 de diciembre en la residencia del embajador japonés en Lima. Ayer, la agresión a la directora de información del periódico La República completaba el inquietante cuadro. Víctimas y partidos de la oposición observan una campaña de amedrentamiento contra personas de marcado perfil antigubernamental.

Para el Ministerio del Interior, que todavía no ha practicado detenciones, se trata de hampones. De madrugada, cuatro hombres con armas cortas interceptaron en Lima el vehículo de Blanca Rosales, que circulaba acompañada por Juan de La Puente, jefe de la sección política del periódico, quien pudo huir. Rosales fue tratada con brutalidad, pero no le robaron. "Creo que su torpeza fue excesiva. Así no actúan gentes experimentadas que salen a atracar con armas". "Mientras me llevaban en un auto, uno de ellos comentó: 'Si nos detienen, vamos a decir que es un operativo antidroga y que la hemos capturado con droga'".Una hora después, sin observaciones políticas por parte de los asaltantes, aunque deduciendo Rosales que la línea del diario no era ajena a su breve secuestro, fue abandonada en un descampado. Según Gustavo Mohme, director de La República y diputado de Unión por el Perú (UPP), liderada por el ex secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, se asiste a "una campaña de amedrentamiento en momentos en que el país vive momento críticos como la toma de la residencia japonesa, el descontento de las medidas económicas y la falta de empleo".

Aunque fuentes oficiales y policiales insisten en atribuir la autoría de los asaltos a una delincuencia común rampante, los afectados enumeran indicios, circunstancias y antecedentes para insistir en el rechazo de esa versión. El diputado de Izquierda Unida, Javier Díez Canseco, cuya camioneta todoterreno fue robada y quemada el pasado día 21, identifica a los presuntos culpables: un grupo paramilitar a las órdenes del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).

¿Qué delincuentes comunes, con armamento de guerra, van a asaltar una camioneta 4x4 para incendiarla 48 horas después?, se pregunta el parlamentario, a quien desde el oficialismo se acusó de actuar como "vocero del MRTA". "Y además queman libretas electorales, pasaportes, un pase al Congreso y tarjetas de crédito que pueden servirles para una doble identidad y obtener significativos recursos".

"De porte militar"

Gustavo Saberbein, ex ministro de Economía de Alan García, la emprendió a tiros el día 16 contra cuatro desconocidos "de porte militar" y malas intenciones sorprendidos en su domicilio. Hubo intercambio de disparos sin consecuencias graves. "Dudo que los autores del atentado hayan sido delincuentes comunes porque no robaron nada y tampoco amedrentaron a mi esposa y mi hijo para robarles. Hay un rebrote del paramilitarismo para intimidar a quienes criticamos este régimen".Díez Canseco y Saberbein propusieron un acuerdo de paz con el MRTA, su desarme y posterior incorporación a la vida política. El diputado cree que "hay un sector del militarismo peruano que ve con malos ojos a quienes hemos propuesto una solución pacífica y negociada a la crisis de los rehenes". Blanca Rosales no acusa, se sorprende de haber salido con bien. La asaltaron cuatro mestizos de pelo corto de unos 30 años, que dijeron pretender un rescate de 20.000 dólares. Insultada, tirándole del pelo, nunca dejaron de apuntarle con la pistola. "No tengo ese dinero. Soy periodista. Si quieren algo, llamen a Mohme. 'No, a ese no, que viene con las Fuerzas Armadas', respondió uno".

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