Las grandes compañías de autocares pugnan abiertamente por quedarse con Enatcar
Las compañías privadas de autocares están enfrascadas en una pugna abierta por quedarse con la empresa pública Enatcar. La operación, que se prometió sería una de las primeras privatizaciones del Gobierno de que mantienen las grandes empresas privatizaciones del Gobierno de José María Aznar, sigue estancada, precisamente por las presiones recibidas, sobre todo de las patronales del transporte por carrertera (Asintra y Fenebus) y la encarnizada pugna que mantienen las grandes empresas privadas del sector (Alsa, Continental Auto-Res). El Ministerio de Fomento baraja varias opciones: la venta en su totalidad o su fragmentación por áreas de negocio.
El PP había manifestado su intención de privatizar Enatcar en cuanto llegara a La Moncloa, sin embargo... Los empresarios privados presionan para conseguir que Enatcar se venda en un solo bloque o fragmentada por líneas de negocio y rutas de tráfico, dependiendo de sus intereses particulares, pero sobre todo para que la privatización se haga de "forma inmediata" como anunció el PP, y no más allá de 1997 como viene a decir el nuevo plan estratégico de la compañía.El Ministerio de Fomento tiene que decidir cuál es la modalidad elegida para privatizar Enatcar, y ya ha pedido al Comité Consultivo de Privatizaciones su ayuda para perfilar el proceso, aunque un portavoz del citado ministerio ha precisado que la "privatización no va ser inmediata".
Por su parte, el consejo de administración de la empresa también ha discutido el asunto, y su presidente, Fernando Pascual, ha anunciado que "de forma inminente se convocará un concurso" para que un banco de negocios valore la empresa y aconseje sobre cómo afrontar la privatización. Enatcar, con 755 empleados, factura cerca de 10.000 millones de pesetas y obtiene en torno a 1.300 millones de beneficio anual. Sin embargo, el Consejo de Administración de Enatcar todavía no ha aprobado el plan estratégico, que debe perfilarse para los años 1997, 1998 y 1999 y cuyo objetivo final es "preparar la compañía para su privatización".
"Largo me lo fiáis", han debido pensar quienes optan a quedarse con Enatcar. En mayo del pasado año, 17 directivos y empleados de la compañía constituyeron la sociedad anónima Atena y transmitieron al Ministerio de Fomento su intención de comprar el 100% de Enatcar. Ante esas perspectivas, las compañías privadas del sector tratan de hacer que se cumplan las promesas preelectorales sobre privatización inmediata y de llevarse el gato al agua moviéndose en las instancias que pueden satisfacer sus propósitos. Ya en el periodo 1989-1995 las privadas consiguieron con sus presiones que Enatcar perdiera la explotación de algunas líneas que se les han ido adjudicando en virtud del Reglamento de Ordenación de los Transportes Mecánicos por Carretera.
Resultado de ello es la tendencia a la baja en el número de viajeros que transporta Enatcar por territorio nacional (2.647.000 en 1995 frente a 2.929.000 en 1994), sólo compensada con la fortaleza de sus filiales en el exterior (Saisa y Tibus, fundamentalmente). La empresa tiene una flota de 170 vehículos y posee una extensa red de puntos de atención al cliente que es la envidia de sus competidoras. Del total de autocares, 61 trabajan para la matriz y 75 se reparten entre dos de las más preciadas filiales del grupo: Ubesa y Bacoma.
Por su tamaño, tan sólo Alsa, Continental Auto y Auto-Res podrían plantearse afrontar una compra en bloque de Enatcar, posibilidad esta que dejaría fuera de juego a otras compañías medianas de transporte de viajeros. Fuentes del Consejo de Administración de Enatcar aseguran que se ha barajado la cifra de 60.000 millones (seis veces la facturación) como posible valor de la compañía con vistas a su privatización.
Para las más pequeñas, y en particular para aquellas que son socias de Enatcar en alguna de sus filiales, lo más interesante es la partición del grupo público. Así, ellas se colocarían como posibles candidatas a la compra de las participadas de Enatcar, en tanto que las grandes podrían repartirse los negocios y las líneas de la matriz.
La compra de Enatcar por parte de una sola empresa rompería el equilibrio actual entre las grandes del sector y dejaría a las más pequeñas indefensas. Además, de ser ésta la opción elegida, cabe la posibilidad de que algún grupo ajeno al sector del transporte de viajeros en autocar, pero con capacidad financiera, tratara de hacerse con el liderazgo "a base de talonario". Todos rechazan esta fórmula.
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