Pujol pide a la Unión Europea que no desaproveche las energías de las regiones

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, pidió ayer en Granada a la Unión Europea que no deje perder las energías y la creatividad que aportan las regiones de los distintos países que la integran. Pujol hizo este llamamiento en la primera jornada de la 46ª asamblea general del Instituto Internacional de Prensa (IPI) que se celebra en Granada. El líder catalán participó en una ponencia que moderó el editor de La Vanguardia, Javier de Godó, y de la que fue orador principal el comisario europeo Marcelino Oreja.

Pujol comenzó por reafirmar el carácter de Cataluña como "nación sin Estado", pero mantuvo su habitual tono de mesura, que exteriorizó cuando se dirigió a los asistentes preguntándose si hablaba de regiones o de naciones y resolvió su propia duda dejándola al arbitrio de quienes le escuchaban. En cualquier caso, hizo un canto al valor de las regiones de cara a la construcción europea. Para Pujol, la regionalización en Europa permitiría conseguir una base social más amplia, mayor creatividad y "mayor aproximación a la gente".El presidente de la Generalitat aseguró que "España es un ejemplo" del desarrollo y potenciación de las regiones y recordó que Cataluña quiere definir "su identidad como nación en el marco español y en el marco europeo". En una intervención salpicada de citas, Pujol planteó si el futuro de Europa se encamina hacia la tan manoseada "aldea global" o bien si asiste al renacimiento de lo que llamó "localismos degenerados". La solución, según dijo, supone que "reforzar las raíces y las identidades frente a la globalización no son fenómenos contradictorios, sino que necesitan encontrar un equilibrio".

Cerró su intervención planteando los que, a su juicio, son los tres retos con que se enfrentará Europa las dos próximas décadas: mantener la competitividad, sin mengua del Estado de bienestar; afrontar la decadencia demográfica, y superar la crisis de valores que vive el continente porque, en su opinión, "hay valores, pero muy light".

Previamente, Marcelino Oreja formuló un planteamiento muy global de la realidad europea y de sus problemas y afirmó que los conceptos de "Estado y región tienen poco que ver en este momento con lo que significaban hace 50 años". El comisario español concluyó que "el reconocimiento de la diferencia" es uno de los pilares que debe sustentar a la Unión Europea.

Luc van den Brande, presidente de la Asamblea de las Regiones Europeas y del Gobierno de Flandes, abogó por que las regiones con competencias legislativas participen "con pleno derecho en el desarrollo legislativo europeo".

Nelly Maes, diputada flamenca, explicó vehementemente que Bruselas es el auténtico problema con el que se enfrenta su país, ya que se trata de una "capital francófona dentro de Flandes" y su influencia "está cambiando el carácter flamenco de pueblós de las cercanías y esto", dijo, "nos aterroriza". Allan McArtney, diputado del Partido Nacional Escocés en Edimburgo, exigió el reconocimiento del derecho de autodeterminación para formar Europa.