Plensa expone sus esculturas con "dimensión mental" en París
Jaume Plensa (Barcelona, 1955) inaugura hoy, martes, una gran exposición personal en la Galerie Nationale du Jeu de Paume, en París. Se trata de una retrospectiva circunscrita a cinco años -1991-1996- del trabajo escultórico que pudo verse el pasado invierno en Barcelona, en la Fundación Miró, y que luego viajará a Malmoe (Suecia) y Mannheim (Alemania). Los críticos franceses han puesto de relieve la "dimensión mental de la obra escultórica de Plensa", aunque él prefiere hablar de "espacios poéticos" o de "pensamiento visible"."La exposición no incluye exactamente las mismas obras que presenté en Barcelona", dice Plensa, "y es distinta también porque el lugar lo es. En la Miró, todo resultaba más íntimo, sobre todo debido a que cada sala tiene sus características: tamaño, ventanas, altura del techo, etcétera. Aquí, en París, el espacio es más uniforme y exige otro tipo de instalación. Estoy muy contento de lo que he podido hacer, que hayan aceptado una lógica de lo esencial, que no me hayan pedido que abarrote las salas, sino que se acepte que la obra necesita de un espacio que le es propio".
Para Plensa, que ha creado recientemente una escultura de luz para el futuro Museo de Arte Contemporáneo de Newcastle, que ha visto cómo la Fundación Guerlain -premio Montblanc a la mejor fundación de 1996- adquiría obra suya o cómo la ciudad de Tel Aviv le reclama para repensar un espacio urbano, no es profeta en su tierra: "Sólo el Reina Sofía me ha comprado una escultura, y en fecha muy reciente".
'Islands'
En la capital francesa, Plensa ha recuperado Islands, una serie de pequeñas cajitas metálicas con luz interior y con el nombre de una serie de artistas -David, Duchamp, Cornell, Beuys, Giacometti...-recortado en su superficie. "En la Miró no podían presentarse en continuidad", explica el artista, mientras que en el Jeu de Paume sí adquieren su condición de "memoria en el interior de otra memoria, más amplia, a la que pertenecemos, un poco a la manera de unas islas diseminadas en el océano". Son los dioses lares de Plensa, referencias a una continuidad histórica, a una tradición en la que se inscribe "sin necesidad de creer en una evolución lineal".Neón, resinas transparentes y hierro de fundición son los tres materiales o soportes del discurso de Plensa. Algunas de las piezas retoman "la memoria de los moldes de los altos hornos" para recrearla, como es el caso de La neige rouge, en la que los recipientes de fundición sugieren la pantalla de un foco para luego, en el interior de la pieza, encontramos con una fría parrilla de neones rojos. Las resinas transparentes, por su parte, remiten a un momento de inestabilidad o transformación de la materia: el hielo que se funde o que acaba de adquirir consistencia, un estado intermedio. Según Plensa, se trata de "explorar la contradicción entre lo sólido y lo fluido, entre lo estático y lo dinámico".
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