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La I Feria del Disco de La Habana se abre al mercado mundial

La industria musical española apuesta por los sonidos cubanos

Diego A. Manrique

Durante la pasada semana, la música ha sido la protagonista de la vida cultural de La Habana. En La Tropical, enorme sala al aire libre, se ha desarollado un maratón musical que, bajo el nombre El son más largo del mundo, ha batido el récord de concierto caribeño sin pausas: unos 1.200 músicos de las agrupaciones más populares de la isla han tocado por encima de las 100 horas. Simultáneamente, se celebraba Cubadisco, la I Feria Internacional del Disco, con una fuerte presencia española en la vertiente de producción.

La industria musical cubana es una selva de paradojas: las canciones marcan la vida cotidiana de la isla, pero los discos que las contienen salen con gran retraso (y de todos modos sus precios están muy por encima de las posibilidades de los cubanos). Esas canciones pertenecen a lo que se llama música popular bailable, lo que generalmente equivale a salsa a lo cubano, un género exuberante que ha superado la decadencia creativa de su predecesora neoyorquina. Esto no significa que hayan desaparecido los otros estilos de la nueva trova al son antiguo-, pero sí que su existencia resulta más dificil. En la ingrata posición de estilo más castigado se sitúa el rock, ideológicamente sospechoso y empobrecido hasta límites imposibles. Se graba ocasionalmente a grupos o solistas, pero dentro de una línea pop o con componentes políticamente correctos. Por el contrario, el sello vasco Esan Ozenki acaba de publicar Sin azúcar, el debú del quinteto habanero Garaje H. Se hizo con el técnico de Los Van Van y material cedido por esa orquesta, y diferentes músicos solidarios de Euskadi. Una aportación indispensable: los rockeros cubanos se desenvuelven con decrépitos equipos de la Europa del Este o fabricándose instrumentos como, por ejemplo, un bajo cuyas cuerdas son cables de teléfono.

Otras empresas españolas optan por músicas más reconociblemente cubanas. La compañía canaria Manzana ha creado el sello Eurotropical, donde graban ocho solistas y grupos cubanos. Caribe Productions, compañía radicada en Panamá, con más de 100 discos y líder en ventas dentro de la isla, va a distribuir mundialmente su catálogo a través de Hispavox. Magic Music, discográfica barcelonesa, ha puesto en marcha la colección La Isla de la Música, resultado de una búsqueda intensiva por las principales ciudades cubanas, que ha presentado un disco recopilatorio con 34 artistas que van desde la música de cámara al jazz.

La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) española también ha recibido permiso del nuevo ministro de Cultura, Abel Prieto, para instalarse en Cuba y así atender de cerca a sus más de 400 socios cubanos, la élite en las diferentes áreas musicales, y seguir de cerca el imparable flujo de nuevos artistas. En la presentación de su flilial cubana, Teddy Bautista, gerente de la SGAE, escuchaba a la vocalista Mayelin Naranjo, y se pasmaba: "¿Cómo es posible que una artista tan joven, de extracción tan popular y que viene de un lugar tan remoto como Bayamo tenga tanta, elegancia?"

Otro artista de Bayamo presente en el acto, el gran Pablo Milanés, confirmaba su fichaje por la multinacional MCA (con base en Estados Unidos, pero con capital canadiense) y saludaba con efusión a Harry Belafonte, un personaje que desafía los vetos de Washington y que tiene maestros religiosos en la isla. En la mesa contigua conversaban representantes de las diferentes músicas cubanas: el rockero Carlos Varela, el concertista Frank Fernández más diversos cantautores, salseros y jazzmen.

Ellos, como el resto de los artistas cubanos, están preocupados por la voracidad recaudadora del Gobierno castrista: muchos desatendieron la. llamada del pasado ano a pagar impuestos y han sido convocados por la fiscalía. Los músicos. cubanos están entrando en la era capitalista con todos sus prodigios y terrores.

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