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Carmen Llera afirma que conserva la amistad con todos sus antiguos amantes

La viuda de Moravia, publica un libro de relatos sobre encuentros, amorosos

Miguel Ángel Villena

Tiene morbo y lo sabe. Es más, lo cultiva y lo utiliza. A sus 42 años se declara libre e independiente y confiesa que "es difícil hallar un hombre como Alberto Moravia", con el que se casé en 1986. Junto al novelista, uno de los mitos de la literatura italiana, permaneció hasta su muerte, en 1990. Carmen Llera presentó ayer en Madrid un libro de relatos amorosos titulado Hombres (Temas de Hoy), donde describe encuentros amorosos. Furibunda detractora de la familia, Llera asegura: "Conservo la amistad con todos los hombres con los que he tenido una relación amorosa".

¿Devoradora de hombres yo?", repite entre ingenua y provocadora mientras se quita lentamente unas gafas negras. "Pues ya me ves, creo que no responde en absoluto a la realidad", comenta Llera, navarra de Tudela que abandonó España siendo muy joven y que saltó a la fama por su relación con Moravia. Cuando Carmen Llera se casó, con uno de los escritores europeos mas importantes del siglo contaba 31 años de edad, mientras el novelista andaba por los 78.La viuda de Moravia sostiene que para ella "no cuenta la edad a la hora de valorar el atractivo de un hombre". "Es algo que no pienso nunca", apostilla. Seis años y medio después del fallecimiento del escritor esta mujer menuda, en la que destacan una larga melena y una cautivadora sonrisa, reconoce que siente un gran vacío". "Realmente", añade, "resulta difícil hallar un hombre como Moravia. Era, sobre todo, una persona libre, muy complicada y muy simple a la vez. Nosotros éramos muy cómplices. Eso es lo que más recuerdo de aquellos años".

Ahora bien, de lo que más satisfecha se muestra es de ser amiga de todas las personas con las que ha mantenido una relación amorosa. "Creo", comenta, "en la amistad amorosa. A veces se puede hacer el amor y, a veces, no. Pero son relaciones que enriquecen y que vale la pena cultivar". En cambio, Llera fustiga a la familia. "Creo en las relaciones de pareja", dice, "pero no soporto el engaño en ningún caso. Además detesto especialmente esa doble moral de la familia, por un lado, y la amante, por otro". Rabiosamente individualista, manifiesta que no es celosa. "Yo no pretendo poseer a nadie", subraya, "porque tampoco quiero que me posean. Me han amado mucho, no me puedo quejar. De todos modos, el libro de relatos que se presenta en España no es autobiográfico, sino que recoge apuntes sobre distintos hombres, retazos dé gente".Ligada a la izquierdaParece un tanto cansada de viajar "ahora lo hago menos, hubo una época de huida constante"- y de arrastrar la leyenda de su boda con Moravia. Escribe todos los días y compagina la literatura con colaboraciones en la prensa italiana. Se muestra afable, pero corta de raíz cualquier alusión a su vida privada. "El cotilleo ha llegado al punto de atribuírme un romance con un joven español de 23 años que da la casualidad de que es mi h¡jo", señala entre risas."Voy a mi marcha y quizá por eso tenga una vida atípica. Pero me encuentro constantemente con gente que quiere conocerme. Eso lo noto, sobre todo, cuando trabajo en la librería del PDS (Partito Democrático de la Sinistra), donde suelo acudir casi todos los días", cuenta. No le interesa la política como poder, pero colabora con los antiguos comunistas desde hace años. Con pasaporte y acento italianos y con el apellido de Moravia como estandarte, a Carmen Llera le resultan muy lejanas su infancia y su juventud en España. "Sólo vivo el presente. No me preocupan ni el futuro ni el pasado remoto agrega.

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