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Albright deja Moscú sin disipar el recelo ruso ante la OTAN ampliada

Pilar Bonet

Las posiciones divergentes de Rusia y Estados Unidos sobre la ampliación de la OTAN no se habían modificado sustancialmente ayer al término de la visita de Madeleine Albright a Moscú. Sin embargo, la misión de la secretaria de Estado norteamericana en la capital rusa ha producido una mayor receptividad entre el Kremlin y la Casa Blanca.

El presidente ruso, Borís Yeltsin, recibió a Albright en el Kremlin durante una hora. Yeltsin apareció flanqueado por el ministro de Exteriores, Evgueni Primakov, y el asesor de política internacional, Dimitri Riúrikov. La conversación se desarrolló en parte en ruso, idioma que Albright conoce y que empleó para ganar tiempo. En opinión de la representante estadounidense, que, a juzgar por las imágenes televisivas del acto, observaba penetrantemente a su interlocutor, Yeltsin "domina totalmente la situación" y sabe lo que quiere. Los periodistas que vieron al presidente ruso ayer lo encontraron pálido y tuvieron la sensación de que iba maquillado. Yeltsin deseó a Albright que se llevara "un buen recuerdo" de los dirigentes rusos.Mientras Albright cumplía en Moscú su programa matutino -continuación de las conversaciones con Primakov, primero, y entrevista con Yeltsin, después-, en la localidad de Odintsova, en las afueras de la capital, el jefe del Gobierno, Víktor Chernomirdin, visitaba el puesto de mando central de los misiles estratégicos de Rusia. La misión, que Chernomirdin cumplía por orden de Yeltsin, tenía, aparentemente, dos objetivos: disipar los temores sobre la falta de seguridad de aquellas instalaciones, provocados en parte por las catastrofistas declaraciones del ministro de Defensa Igor Rodiónov, y subrayar que Rusia basa su capacidad defensiva sobre todo en las armas nucleares.

Al valorar las conversaciones entre Albright y sus interlocutores rusos, el portavoz presidencial Serguéi Yastrzhembski manifestó que resultaba "prematuro hablar de progreso sustancial" y que resultaba más apropiado "expresar un optimismo precavido". Yastrzhembski insistió en que Rusia sólo se dará por satisfecha con un documento legalmente vinculante.

Entre las propuestas que Albright había llevado a Moscú para dorar la píldora de la ampliación de la OTAN está la idea de crear una brigada mixta entre Rusia y la Alianza, un proyecto que no parece haber impresionado especialmente al Kremlin.

El clima de trabajo entre Primakov y Albright fue positivo, a juzgar por las palabras del curtido diplomático, quien calificó a su interlocutora "no sólo como una dama de hierro, sino también como una dama muy constructiva". Sin cejar en su oposición, Primakov hizo constar que Rusia quiere hacer todo lo posible para "reducir al mínimno" las complicaciones que pueden aparecer en el caso de que se efectúe la ampliación.

El ministro ruso subrayó que Moscú no va a entrar en polémica con respecto al artículo 5 del Tratado de Washington, que establece el compromiso de defensa colectiva. "Rusia no pretende adoptar decisiones que afecten al artículo 5 del Bloque Atlántico en relación a la defensa colectiva, porque no tenemos intención de atacar a los países de la OTAN". Ahora bien, "en lo que se refiere a las otras cuestiones que pueden afectar los intereses de Rusia, quisiéramos tener nuestra voz". Primakov viaja mañana a Bruselas y ha aceptado la invitación a Washington de Albright.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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