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Pacientes de hospitales británicos pasan hambre con riesgo de su vida, según un informe oficial

La Asociación de Pacientes califica las conclusiones de "exageradas"

Pacientes ancianos o en condiciones físicas especialmente difíciles pasan hambre, hasta extremos que su salud corre un riesgo, en los hospitales de la Seguridad Social británica, según el informe publicado ayer por un organismo de control de la sanidad. El documento, elaborado a partir de 200 denuncias de familiares de pacientes, mereció una enérgica condena del Ministerio de Sanidad y fue calificado de "exagerado" por el presidente de la Asociación de Pacientes británica. El tema vuelve a poner sobre el tapete la precaria situación del Sistema Nacional de Salud británico.

, El Servicio Nacional de Salud, la otrora joya de la corona de la sociedad del bienestar británica, puesta en marcha por el ministro de Sanidad Aneurin Bevin en 1948, atraviesa por un periodo de dificultades, sometido a recortes financieros y reducción de personal.Las causas a las que se recurren son varias: el deterioro sufrido a lo largo de los últimos años, con supresión de servicios de urgencia en varios hospitales, y una huida masiva de enfermeras ahuyentadas por los bajos sueldos y el mucho trabajo, hacen temer a especialistas, políticos y ciudadanos de a pie que la sanidad pública británica haya llegado al límite de sus fuerzas.

En este contexto, la publicación ayer del informe de la Asociación de Consejos de Sanidad de Inglaterra y País de Gales, ha sido un nuevo mazazo en la autoestima del sistema.

Exagerado o no, el documento recoge acusaciones graves, como la formulada por Patricia Robinson, quien atribuye la muerte de su anciano padre, en parte, a la falta de alimentación recibida en la sala del hospital donde estaba ingresado. "Iba a verle con frecuencia, a veces. hasta dos veces al día", explicó ayer Robinson ante las cámaras de la televisión, "y pude comprobar cómo nadie se preocupaba de que comiera".

Alimentación errónea

En línea con esta opinión, familiares de otros pacientes de avanzada edad acusan a los centros hospitalarios de no tomar en consideración las necesidades de estos enfermos. Algunos reciben la alimentación errónea, y a otros se les deja la bandeja de la comida en un sitio inaccesible para ellos.Esto es lo que le pasó a una paciente de Birmingham que debido a que tenía los brazos escayolados no recibió ninguna ayuda para comer durante una semana. "El Departamento de Sanidad debe manifestar públicamente a estas personas que no es una política deliberada la de dejar morir de hambre a sus pacientes", declaró ayer Angeline Burke, que ha redactado el informe.

Mientras el Departamento de Sanidad emitía un comunicado calificando las acusaciones de "insulto a los miles de enfermeras, doctores y miembros de las plantillas de los ,centros sanitarios que desarrollan una tarea de primera categoría", la oposición laborista culpó de la situación a un Gobierno conservador que se ha quedado de brazos cruzados ante los problemas.

"Desde 1989 hasta hoy se han creado 20.000 nuevos directores pero hay 50.000 enfermeras menos", señaló el portavoz laborista de Sanidad, Chris Smith. Una queja mil veces formulada por el Colegio Real de Enfermeras, cuya portavoz, Liz Jenkins, reconoció que a tenor de la situación actual es difícil que una enfermera pueda ponerse a darle la comida a un paciente.

Para John Spiers, presidente de la Asociación de Pacientes, el tema denunciado por los familiares de enfermos ancianos constituye "una desviación de los verdaderos problemas que sufren los usuarios" de la seguridad social británica. Spiers reclamó hace una semana del Departamento de Sanidad que acabe con la práctica bastante extendida en la actualidad en los hospitales del Reino Unido de mantener salas mixtas, que atentan "contra el decoro" de los pacientes.

Escasos recursos

Su petición fue escuchada con interés por el titular de Sanidad, Stephen Dorrell, pero el director de la Asociación nacional de Autoridades Sanitarias, Philip Hunt, se permitió apuntar que esta reforma ético-estética requeriría un gasto de 400 millones de libras (80.000 millones de pesetas), "cuando los hospitales atraviesan una situación particularmente difícil, con alto índice de camas ocupadas, crecientes admisiones en urgencias y escasos recursos".Todo este asunto no hace sino poner en evidencia al sistema sanitario británico, infradotado económicamente e incapaz de atender a una población que envejece rápidamente a pasos agigantados y que requiere una mayor atención sanitaria.

El departamento de Sanidad del Reino Unido se enfrenta anualmente a una factura de 45.000 millones de libras (9 billones de pesetas), a todas luces insuficiente para hacer frente a una demanda amplia. El resultado de todo esto es, con frecuencia, material de denuncia para la prensa nacional.

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