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Los populares justifican su dura ofensiva para "contrarrestar" los ataques de los socialistas

Ni populares ni socialistas asumen la paternidad del nuevo clima de crispación que se ha instalado en la vida política. Pero el PP sí admite que ha pasado a la ofensiva. Su pretexto es que no aguantaba más "los brutales e injustos ataques de amiguismo del PSOE ante cualquier iniciativa del Gobierno", según indicó ayer uno de sus máximos responsables. No se trata, precisan, de una "nueva estrategia de virulencia" contra Felipe González, sino de una "lógica coordinación de acciones" entre el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos, el coordinador general del PP, Ángel Acebes, y el portavoz parlamentario, Luis de Grandes. En este clima de crispación, el PSOE advertía ayer al Gobierno que con el nuevo sistema de financiación autonómica se ha desatado una "muy preocupante guerra de agravios" entre comunidades, que supone "un riesgo para la convivencia".

El presidente José María Aznar y sus ministros insisten en proclamar que "las cosas van bien", que "el Gobierno funciona" y que las perspectivas para 1997 son aún mejores. Ni siquiera les preocupan en exceso los resultados de la última macroencuesta del CIS, que revela un gran rechazo al nuevo sistema de financiación autonómica. El Gobierno atribuye estos malos resultados al desconocimiento de los españoles sobre esta compleja cuestión y a la confusión generada por el cambio de alianzas de los populares tras su llegada al poder. Pero confía en que con una buena campaña, la sociedad asimilará el nuevo sistema.Este clima de optimismo no es sólo un deseo, es una de las conclusiones de la estrategia elaborada entre el Gobierno y el PP para el nuevo curso político. La otra consigna es atacar al PSOE "con la misma dureza que ellos a nosotros", según reconoce un alto cargo del partido y del grupo parlamentano. Es lo que el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos ha calificado como "no poner la otra mejilla" y lo que el portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, entiende como "en la guerra, como en la guerra".

Fuentes de la cúpula del PP argumentaron a este periódico que este giro del partido en el Gobierno llega, entre otro motivos, porque se han dado cuenta de que su electorado percibía negativamente sus "suaves" respuestas a las 11 arremetidas" del PSOE. No explican qué mecanismos han usado para medir este supuesto descontento de sus bases. Niegan haber recurrido a las encuestas; ni siquiera a las del CIS, dependiente del Ministerio de Presidencia.

Contentar al electorado

Los votantes del PP no entienden la política de "pasar página". No la comparten. Han aguardado mucho tiempo la llegada al poder y tras producirse ésta después tras las elecciones del 3 de marzo han padecido con más dolor que placer la mayoría de los acuerdos suscritos con CiU y otros partidos nacionalistas. "Tampoco comprenden por qué tenemos que soportar que el PSOE nos acuse de privatizar importantes empresas para favorecer a nuestros amigos después de todo lo que han hecho los últimos gobiernos socialistas", indicó un alto responsable del PP.Los dirigentes populares no sólo no admiten ser los culpables de la grave crispación política que el miércoles denunciaba el presidente de Cataluña, Jordi Pujol, sino que acusan al PSOE de darle una "trascendencia especial" incluso a la denuncia formulada por los máximos responsables de Hacienda sobre una supuesta amnistía fiscal encubierta, por importe de 200.000 millones, para favorecer a "amigos" del PSOE.

Ha sido el PSOE, argumenta uno de estos dirigentes, el primero en introducir la palabra "amigos" como acusación en la escena política. Y apela a las hemerotecas para recordar "latiguillos" de todo tipo de dirigentes socialistas señalando que "el Gobierno del PP favorecía a sus amigos en sanidad, en educación, en la concesión de las autopistas, en la privatización de Telefónica o en la rebaja de los recibos de la luz". "Una cosa es mirar hacia el futuro y otra es no entrar a replicar una oposición tan radical e injusta. Hemos intentado aguantar, pero todo tiene un límite, sobre todo cuando sus escándalos continúan apareciendo a diario y surge un hecho objetivamente tan grave como el de un importante fraude a la Hacienda pública".

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Fuentes del PP admiten, en cualquier caso, que los planes del Gobierno para este año se orientarán a reconfortar a su electorado tras una primera fase de impopularidad, en la que lo único que preocupaba era asegurar la estabilidad parlamentaria de la mano de CiU. Y una de las primeras medidas para satisfacer a los votantes del PP es precisamente, reconocen, plantar cara al PSOE. En este contexto se incluyen las acusaciones sobre una posible "amnistía fiscal hacia los ricos amiguetes del PSOE", que ha irritado a Felipe González.

La encuesta del CIS

Pero los populares no ocultan otros aspectos "coyunturales" en su agresiva actitud, como "el fracaso en el arranque del nuevo sistema de financiación autonómica", que no acaba de cuajar y que rechazan la mayoría de los votantes, incluso los del PP.Los malos resultados de la última macroencuesta autonómica del CIS son, bajo este mismo punto de vista, consecuencia de la confusión generada por el cambio de alianzas del PP tras su llegada al Ejecutivo. Un portavoz del Gobierno precisó ayer que "es muy difícil" explicar a la sociedad un debate tan complejo como el autonómico pues, finalmente, el mensaje que cala es "el más simplificador, el que habla de comunidades pobres perjudicadas y comunidades ricas beneficiadas". El Ejecutivo, de todas formas, asegura que no va piensa dar marcha atrás en el nuevo modelo de financiación. El portavoz insistió en que el Gobierno lo que sí hará será un esfuerzo explicativo. "Con el tiempo, la sociedad acabará entendiéndolo". En cualquier caso, el ministro de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, sí se muestra "sorprendido" por el dato "tremendo" que revela el Centro de Investigaciones Sociológicas: el gran desconocimiento de los españoles sobre el nuevo sistema. "Cuando la gente vea cómo ingresa y gasta el dinero su comunidad, comenzará a tener mayor conocimiento del mismo", razonaba ayer.

Los socialistas por el contrario, insisten en que la nueva situación autonómica es "muy preocupante" por la "guerra de agravios" que ha desatado el Gobierno entre comunidades, que implica, dicen, un "riesgo para la convivencia". Ésta es la conclusión de la cumbre autonómica que celebraron ayer 40 representantes del PSOE, presidida por Txiki Benegas.

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