Los científicos estudian si el colon irritable es provocado por una lesión neurológica
Este trastorno intestinal afecta a más de la quinta parte de la población española
Pastillas tranquilizantes y un buen consejo: tomarse la vida con calma. Con poco más que eso vuelve a menudo de la consulta del médico un enfermo de colon irritable, uno de los trastornos funcionales del aparato digestivo que afecta a una parte creciente de la población en países desarrollados. Y es que el colon irritable, con su clásico síntoma de dolor intestinal, arrastra el sello de enfermedad de origen psicológico. Ahora, sin embargo, los especialistas ponen en duda esta idea e investigan otra que podría producir en un futuro próximo tratamientos más efectivos: una causa neurológica.'"Los exámenes psiquiátricos indican que estos pacientes no están especialmente predispuestos a sufrir trastornos mentales. Es cierto que muchos presentan alteraciones psicológicas, pero no todos. Estar nervioso no es la causa del problema", dice Juan Ramón Malagelada, jefe de gastroenterología del hospital de Vall d'Hebron, en Barcelona.
El otro hecho en el que se apoya el nuevo enfoque ha podido observarse gracias a métodos de exploración recientes, como sondas que se introducen en el aparato digestivo y lo someten a distintos estímulos -por ejemplo, distenderlo- para evaluar la reacción del enfermo. Así, se ve que "el aparato digestivo de estas personas es hipersensible, reacciona de forma exagerada, con dolor, ante estímulos distintos y muy débiles. Hasta comer puede sor doloroso".
A la luz de estos datos cunde la idea de que los culpables últimos del problema no son los diferentes estímulos, sino una lesión en las propias fibras nerviosas encargadas de transmitirlos desde el aparato digestivo hasta el cerebro. No es una hipótesis plenamente aceptada aún, pero que se considera prometedora. Malagelada la apoya. "Hay una lesión neurológica. Las vías de transmisión nerviosa del dolor son las que están alteradas", señala.
Además, el nuevo enfoque se completa con un apunte sobre el posible agente causante de la lesión: "Datos epidemiológicos sugieren que podría ser la consecuencia de una antigua infección vírica o bacteriana que tal vez se curó, pero dejó ese rastro".Buscar el fármaco
Esta teoría de que las fibras nerviosas están alteradas es difícil de probar completamente mientras no se conozca más sobre cómo se transmite la sensación dolorosa visceral, un campo de investigación con apenas una década de vida. Hoy se sabe que este estímulo llega al cerebro por vías distintas a las que transmiten el dolor de, los huesos, la piel o las articulaciones, que han sido más estudiadas. Por eso, los analgésicos útiles contra el dolor somático, como la aspirina., no valen pira el visceral. El grupo de Malagelada investiga un punto concreto de las vías del dolor visceral que parece estar alterado en los enfermos de colon irritable y que, por tanto, podría tener un papel en la dolencia.
El objetivo final es hallar la forma de arreglar las vías de transmisión alteradas, algo con lo que ya sueñan muchos laboratorios farmacéuticos, dado lo prometedor del mercado. Malagelada es optimista y cree que "dentro de unos años" habrá fármacos eficaces, "no un analgésico que oculte el dolor, sino que corrija la hipersensibilidad". Otros especialistas, sin embargo, lo ven más lejano y recuerdan la posibilidad de que la nueva hipótesis no sea correcta.
Para Manuel Díaz Rubio, jefe de gastroenterología del Hospital Clínico, "que la hipersensibilidad existe está claro", y también que los estímulos que generan el dolor en el colon irritable son muchos, y no únicamente el nerviosismo o las alteraciones psicológicas. No es seguro, en cambio, que tal hipersensibilidad sea la causa primaria, y no la secundaria, de la dolencia, "Es decir, si aparece como consecuencia de la enfermedad o es a la inversa".
"En todo caso, no es todavía una idea útil para los enfermos", insiste este especialista. Hoy, afirma, contra el colon irritable no hay mejor solución que tratar de identificar para cada paciente cuál es el estímulo que le produce dolor o ganas de ir corriendo al baño, y eliminarlo. "Si lo conseguimos se obtienen buenos resultados; el problema es que con cada enfermo se hace una labor casi detectivesca, imposible en una consulta de cinco minutos. Por eso, en general, se ha avanzado poco en estas patologías", apunta Díaz Rubio.Él calcula una altísima incidencia de los trastornos funcionales entre la población general -más del 20%- y asegura que la cifra sigue subiendo. Por dos causas principales: "Que la sociedad de hoy quiere calidad de vida y no sólo cantidad, así que se preocupa por cosas a las que antes casi no prestaba atención y la dieta". Al eliminar la fibra de los alimentos refinados, dice Díaz Rubio, el progreso "no nos ha hecho ningún favor".
La fibra mantiene la presión adecuada dentro del colon; cuando falta, esta presión aumenta y produce dolor. "En estos casos, cuando se cambian los hábitos alimentarios, el paciente mejora. Pero es tan difícil cambiar los hábitos alimentarios", comenta este experto. Una buena dieta debería incluir unos 30 gramos diarios de fibra vegetal para un adulto: un plato de espinacas y fruta abundante, por ejemplo. "La dieta española actualmente no llega a la mitad", amonesta Díaz Rubio.
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