El Vaticano planeó enviar sus tesoros a EE UU por miedo a los comunistas

El Vaticano tuvo la intención de enviar sus tesoros a Estados Unidos en 1919 por temor a una revolución comunista en Italia, según demuestran unos documentos descubiertos el viernes en los Archivos Nacionales de Washington.El Vaticano, que no mantenía por aquel entonces relaciones diplomáticas con Estados Unidos, se puso en contacto con la Embajada norteamericana en Roma a través del rector del American College, con sede también en la capital italiana, monseñor O'Hearn.

El entonces secretario de Estado norteamericano, Robert Lansing, fue advertido de los hechos por el delegado de su país en Roma el 15 de julio de 1919 mediante un telegrama clasificado como "altamente confidencial".

Seguidamente, recibió a O'Hearn, que estaba interesado en saber "si la embajada estaría dispuesta a recibir los depósitos del Vaticano, es decir, el tesoro papal", en el caso de que una revolución comunista derrocase el Gobierno italiano. Además, O'Hearn señalaba en el telegrama que el tesoro era fácil de transportar, pues estaba compuesto de obligaciones, acciones y billetes de banco por valor de 20 millones de dólares de los de la época, unos 225 millones actuales (cerca de 29.000 millones de pesetas), y añadía que, en caso de agresión, la Guardia Suiza no podría resistir más de doce horas.

Por su parte, el diplomático norteamericano respondió en una nota que esas doce horas eran un plazo suficientemente largo como para que los italianos pudiesen intervenir en caso de una agresión comunista y que, de todas formas, el peligro evocado por el Vaticano parecía "exagerado", sin mencionar que los cofres de la embajada eran "demasiado pequeños".

Por lo tanto, el delegado aconsejaba al Vaticano trasladar los tesoros al American College, donde en caso de conflicto sería fácil izar la bandera norteamericana en el tejado y declarar el edificio territorio estadounidense.

El historiador italiano Andrea Riccardi declaró ayer que estas revelaciones no implican que el Papa Benedicto XV estuviera informado del posible traslado de los tesoros.

Sin embargo, para el historiador no cabe duda de que dichos documentos son el testimonio de la profunda inquietud del Vaticano, que no fue declarado Estado independiente hasta la firma de los Acuerdos de Letrán entre Pío XI y Mussolini en 1929.